lunes, 1 de agosto de 2011

SÓLO ACOGEN A LOS INCURABLES Y A LOS MÁS POBRES, NO PIUDEN DONATIVOS... SÓLO VIVEN DE LA PROVIDENCIA



No tienen subvenciones y no piden ni aceptan nada que sea fruto de petición. Sólo viven de lo que Dios les hace llegar.

¿Puede una institución de la caridad que acoge a enfermos incurables, y sin recursos, vivir sin pedir nada a nadie? Aunque para la mentalidad de este mundo sería algo inconcebible, estas religiosas saben lo que es estar «amparados por la Providencia». Lo vienen experimentando desde hace muchos años.

Los principios fundacionales del Cottolengo del Padre Alegre son muy claros: «Queremos vivir colgados de Dios, al amparo de su Providencia. Él sabe lo que necesitamos. Por eso nuestra casa es casa de oración».

Por eso no tienen subvenciones y no piden ni aceptan nada que sea fruto de petición. Sólo viven de lo que Dios les hace llegar. Y así lo está haciendo desde 1932, con la fundación de la primera casa en Barcelona.

Hace poco, una de las religiosas que atienden a los enfermos en el Cottolengo de Madrid, informó un tanto sobresaltada a la Superiora de la falta de frutas y verduras de la despensa. «Son las diez de la mañana y apenas tenemos nada que dar a nuestros enfermos». La Superiora le respondió suavemente: «Tenga fe, vaya a la capilla y pida al Señor lo que necesita; ya verá como no le falla». A las dos de la tarde, con el nerviosismo lógico por la falta de comida, aparecía un camión repleto de alimentos.

Una fundación por tramos.
El jesuita Padre Alegre Pujals solía frecuentar los hospitales de Barcelona mostrando una predilección especial por los enfermos más pobres que no tenían a nadie. En uno de los viajes a Italia conoció la obra de san Jose Benito Cottolengo, en Turín, y lo que más le impresionó fue «la confianza en Dios como único apoyo de aquella Institución» y, eso era, precisamente, lo que quería comenzar en Barcelona: una casa que acogiera a los enfermos que nadie quiere y que no tienen recursos.

Pero no pudo verlo personalmente. Sembró la semilla de ese nuevo carisma en un seglar al que dirigía espiritualmente, Rómualdo Zaragoza, al que poco antes de morir (1930) le pidió que fundara esa institución con la ayuda del Superior de su comunidad, el padre Guim. Posteriormente, el arzobispo de Barcelona, Doctor Irurita, aportó también su entusiasmo para que en 1932 viera luz la nueva institución.

Nueve casas en el mundo.
En la actualidad son nueve las casas que tiene el Cottolengo del padre Alegre en el mundo. Seis en España (Barcelona, Valencia, Madrid, Santiago de Compostela, Las Hurdes, Alicante), dos en Colombia (Buenaventura y Popayan) y una en Portugal (Lisboa).

Enfermos incurables y muy pobres.
Las religiosas que atienden estas casa dicen que procuran ser «testigos del amor de Dios presente en el mundo. El Cottolengo es una familia».

¿Los requisitos para entrar en la familia del Cottolengo? Son muy estrictas las religiosas: La enfermedad que tengan debe ser incurable y, además, ser pobres de solemnidad.

Nace la Congregación religiosa.
En 1939, nacía en Barcelona, la Congregación religiosa de Hermanas Servidoras de Jesús, que desde entonces se ocupan de llevar adelante la institución del Cottolengo del Padre Alegre. Su fundadora, Dolores Permanyer i Volart, definiría su carisma como «entregar la vida al servicio de Jesucristo en el hermano pobre y enfermo más necesitado, formando con él una familia que quiere vivir total y filialmente confiada en el amor de Dios, Padre Providente, y en adoración constante a Cristo, el Señor, en el Misterio de la Eucaristía».

Más información: www.cottolengopalegre.org

Alex Rosal/ReL

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