jueves, 21 de julio de 2011

LA BIBLIA, LA TRADICIÓN Y EL MAGISTERIO



El título de este artículo quiere responder a la pregunta de si para saber lo que Dios nos ha dicho son suficientes la Biblia y la Tradición.

Hasta cierto punto, sí. Porque ahí está contenida toda la Revelación de Dios, de manera que podemos decir que ya no son posibles nuevas revelaciones porque Dios nos ha dicho en Jesús todo lo que tenía que decirnos.

Pero resulta que con frecuencia hay divergencias doctrinales entre los que creemos en Jesús, ¿qué hacer? Porque no siempre los que creemos en Jesús estamos de acuerdo en todo.

No hace mucho, hablaba yo con una persona de otra religión y le hacía la misma pregunta. Me respondió: el Espíritu nos inspira cuál es la interpretación correcta. Claro, esta respuesta valdría si todos creyésemos lo mismo, pero resulta que no es así.

Seguí preguntando: pero por ejemplo, los católicos creemos que Jesús está presente en la eucaristía con una presencia real, pero vosotros creéis que sólo está presente como en un signo o como en un símbolo. ¿Quién está en la verdad? Si dices que el Espíritu nos inspira, eso valdría si como resultado de la acción del Espíritu, todos pensásemos lo mismo, pero si pensamos de manera no sólo distinta sino opuesta, el mismo Espíritu no puede inspirarnos cosas contrarias. ¿Jesús está o no está realmente presente en la Eucaristía?

También podríamos comentar si Jesús es Dios o no. Resulta que hay alguna religión cristiana no católica que dice que Jesús no es Dios. La Iglesia Católica dice que sí. ¿Quién tiene razón? No se puede pensar que el Espíritu nos inspire a ambos. Y así, en otras muchas cuestiones.

Por tanto, ¿quién nos garantiza que lo que creemos es la verdad? ¿Cómo saber la verdad? Todos contamos con la Biblia, pero ¿la interpretamos bien? ¿Quién puede interpretar con garantía de verdad lo que Dios nos ha dicho en la Biblia y en la Tradición?

Si no hay nadie que tenga esa facultad, entramos en un subjetivismo que nos lleva a creer cada uno lo que quiera. De hecho si Dios nos ha hablado, nos ha hablado para comunicarnos algo. ¿Qué?

Los católicos creemos que hay un Magisterio que se basa en la Tradición y en la Escritura, e interpreta con garantía la verdad de la Revelación. ¿Y los no católicos qué garantía tienen para saber qué es lo que Dios nos ha revelado? Se quedó pensativo y aquí acabó la primera conversación.

EL MAGISTERIO.
Si los cristianos no católicos no admiten el Magisterio del Papa y de los Obispos, que inventen algo, pero algo que sirva para todos los cristianos, porque la verdad de Dios es una y no podemos creer cada uno lo que nos parezca y que todo sea verdad.

El hecho de creencias distintas y en algún caso contrarias, es innegable. Si tanto la Tradición y la Biblia son interpretadas de manera distinta e, incluso, de maneras contrarias, ¿adónde hay que acudir? Los católicos lo tenemos claro, al Papa y a los Obispos, es decir, al Magisterio de la Iglesia. Y digo que lo tenemos claro, tanto por las palabras de Jesús como por la práctica de la Iglesia desde el principio. Jesús dijo a los apóstoles: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará (Mc. 16, 15-16).

¿Qué Buena Nueva han de predicar? Supongo que la misma, es decir, la que predicó Jesús y la que les encomendó predicar a los Apóstoles.

San Pablo dijo también: Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea maldito! Como lo tenemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea maldito!” (Gál. 1, 8-9).

La Iglesia ha de creer en todo lo que ha dicho Jesús y que enseñaron los Apóstoles. Y esa enseñanza ha de mantenerse viva a través de los siglos.

Los fundadores de la mayoría de las distintas sectas cristianas nacieron entre 1800 y 2000. ¿Mantienen la misma fe que predicaron los Apóstoles? Porque si no la mantienen, se les pueden aplicar aquellas palabras que hemos citado de San Pablo, ¡sean malditos! ¿De qué manera los fundadores conectan con Jesús y su Palabra que se expresa en el Nuevo Testamento, si nacieron casi 2000 años después?

¿Forman la Iglesia de Jesús o una Iglesia distinta? Si es distinta, está desconectada de la fe de la Iglesia; y si es la misma ¿creen lo que siempre ha creído la Iglesia? Es un dilema que debe dar mucho que pensar.

Jose Gea

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