viernes, 13 de mayo de 2011

UNCIÓN DE LOS ENFERMOS: ANÉCDOTAS



Uno se lleva muchas sorpresas en su vida ministerial, o sustos, sería más apropiado. Pero los que se refieren a la Unción de enfermos son demasiado abundantes, tal vez por las pocas veces que los fieles viven el rito y no saben muy bien qué hacer ni cómo va.

¡Curioso!
Acompañado siempre de una religiosa o de uno o dos seglares que visitan enfermos semanalmente, más la familia, el sacerdote comienza el rito de la Unción. Conmovido ante el dolor, haciéndose Padre del enfermo y hermano de sus familiares... empieza el rito.

¡Oh sorpresa! Siempre hay alguien demasiado cariñoso e imprudente que, mientras el sacerdote recita la oración, lee la lectura bíblica o ... se pone a hablar al enfermo y le dice: "¡¡Qué bien!! ¡Vas a recibir la Unción! ¿Estarás contenta, no?" El sacerdote mira la indiscreción a ver si consigue el silencio y el decoro, pero vano es su deseo. Al momento un familiar se incorpora al diálogo: "Mamá, te están diciendo que si estás contenta". Y la enferma sonríe y en parte piensa: Por qué no se callan!"

Prosigue el rito. Se intenta hacer silencio y seguir orando.
Cuando se van a imponer las manos, un nuevo revuelo. Se miran, se hablan para "dejar paso" al sacerdote y que pueda acercarse a la cabeza del enfermo... y rompen el silencio del Espíritu Santo en la imposición de manos.

Y de nuevo... de nuevo alguien se le acerca al enfermo y se le dice algo así como: "mira qué contenta estás, ¿Eh?"

Se unge al enfermo en la frente y en las palmas de las manos. Mientras el sacerdote se limpia los dedos del óleo, la religiosa de turno o los seglares de la Pastoral de enfermos creen que ya ha terminado el Sacramento y se ponen a comentar las últimas evoluciones clínicas del enfermo. El sacerdote mira, y con un acto heroico, "heroiquísimo" (si el superlativo es así), remata el Sacramento con la oración después de la Unción, el Padrenuestro y la bendición.

No digamos nada si el enfermo, estando inconsciente tal vez, se le pide a la fuerza que abra la boca porque tiene que recibir al Señor, ¡¡tiene que comulgar!! Aquello se convierte en una lucha titánica entre la buena fe del acompañante o visitador de enfermos, el enfermo que no quiere comulgar ni abrir la boca y el sacerdote que pacientemente intenta hacer ver el exceso de celo y que no parece que ese día sea apropiado para darle la comunión; tal vez cuando, al menos, abra la boca, ¿no?.

O también: el enfermo está consciente, viviendo el rito litúrgico y se le da la Comunión... Pues nada, no le dejan rezar; siempre hay alguien que le dice inmediatamente después: Qué bien, has recibido al Señor!" ¿Por qué no le dejan que rece en silencio? ¿Por qué los visitadores de enfermos no se unen a ese silencio de oración y adoración? ¡Tiempo hay antes y después de la celebración litúrgica de conversar con el enfermo y con la familia! Ellos deben percibir que este momento es suyo, intimísimo, y necesitan del silencio para pedir la gracia del Espíritu Santo. ¡¡Qué manía de hablar a todas horas!!

Pues entonces unos levísimos consejos prácticos:
El rito de la Unción de enfermos es una liturgia con sus partes bien definidas. Ayuda mucho el silencio, la oración y el recogimiento de todos, por tanto, los comentarios, la conversación afable, se hace antes y después del Sacramento, pero no durante. Dejemos al enfermo que pueda rezar, oír, sentir en su cabeza las manos del sacerdote, sentir en su piel el Óleo del Espíritu.

Como es una liturgia, no se limita al gesto material y mecánico de ungir la frente y las manos con el Aceite santo, sino en oraciones, lecturas, preces, bendición final. Vivamos en clave espiritual el rito.

¿Recordamos el rito? Así sabremos cómo se realiza para orar y hacer guardar un silencio sagrado en esta celebración:
-Saludo del sacerdote.
-(Aspersión con agua bautismal)
-Monición con el texto de la carta de Santiago.
-Acto penitencial (a no ser que se confesara sacramentalmente el enfermo)
-Lectura de la Palabra de Dios (una lectura, o lectura, salmo y Evangelio)-(Homilía)
-Letanía por el enfermo (R/ Te rogamos, óyenos)
-Imposición de manos al enfermo en la cabeza.
-Acción de gracias sobre el óleo ya bendecido (R/ Bendito seas por siempre, Señor)
-Unción en la frente y las manos.
-Oración después de la Unción.
-Padrenuestro.
-(Rito de la Comunión de enfermos)
-Bendición final.

Es una liturgia relativamente breve: ¿podríamos respetarla, interiorizarla, crear un espacio de devoción para que el enfermo rece, se sumerja en el Amor de Cristo, viva el Sacramento? ¿Podremos ahorrarnos los comentarios extemporáneos?

N.B. Ya, más adelante, daremos otras catequesis sobre el sentido de la Unción de enfermos, el rito y sus textos, quiénes pueden recibirlo (no simplemente por cumplir 65 años) y cuándo y en qué condiciones se puede repetir (que esto no es sin más todos los años para todos...)

Javier Sánchez Martínez

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