miércoles, 25 de mayo de 2011

LA IGLESIA NACIONAL DE ESCOCIA ACEPTA EL CLERO GAY Y BORDEA EL CISMA



Una cuarta parte del clero podría abandonar esta iglesia.

El pastor Scott Rennie estuvo casado cinco años con una mujer, tuvo una hija con ella, se divorció y anunció su relación sexual con un hombre: al nuevo presbiterianismo oficial escocés le parece perfecto.

Después de dividir y debilitar a los anglicanos, a los episcopalianos y a los luteranos y presbiterianos de EEUU, la ideología del homosexualismo teológico acaba de causar una nueva víctima a la que amenaza con un posible cisma: la Iglesia Nacional Escocesa, llamada popularmente, "the Kirk".

Hace dos años, la Asamblea General Presbiteriana, el máximo órgano de la Iglesia Nacional Escocesa, decidió (por 326 votos contra 267) que era perfectamente ejemplar tener como párroco a Scott Rennie, un homosexual activo y declarado, que estuvo casado cinco años con una mujer, tuvo una hija con ella, se divorció y anunció su relación sexual con un hombre.

Eso sí, la Asamblea pidió que no se repitiese el caso. Un estudio ese año calculaba que en caso de aceptarse más pastores homosexuales, una cuarta parte del clero y un 20% de la feligresía (sobre un total de 445.000 fieles y 984 ministros) podrían irse de esta Iglesia de doctrinas calvinistas, fundada por John Knox en 1560.

Ahora, con una nueva cúpula directiva, la Asamblea de la Iglesia de Escocia abrió la puerta el lunes con una votación al clero gay, permitiendo que personas con relaciones homosexuales sean elegidas como ministros o diáconos. Específicamente, elimina la prohibición de ordenar y entrenar pastores y ministros que mantengan relaciones con alguien del mismo sexo o a gays y lesbianas en uniones civiles. Y planea revisar el tema en 2013 y debatir ese año sobre si el clero de la Iglesia puede bendecir ritualmente las relaciones homosexuales.

Los presbiterianos conservadores obviamente protestan: el reverendo David Randall calificó la decisión de "caballo de Troya del liberalismo", que "abre la puerta al revisionismo de facto", mientras que el reverendo Louis Kinsey afirmó: "la Iglesia de Escocia ha decidido seguir la cultura moderna y no la Escritura". Y el reverendo Graham Nash afirmó que hay cristianos con tendencias homosexuales que no creen que las prácticas homosexuales deban ser apoyadas o admitidas. "Conozco personalmente a muchos cristianos homosexuales que encuentran muy difícil o imposible reconciliar su orientación con su entendimiento de los propósitos de Dios", afirmó.

El reverendo Jim Simpson, moderador de la Asamblea General, temiendo un cisma (costumbre muy presbiteriana) animó a "continuar escuchando y hablando en el seno de la Iglesia; pase lo que pase, manténganse con nosotros".

Puede ser importante para los escoceses ver lo que sucede con los presbiterianos de EE. UU, que hace unas semanas se encontraron con la misma división. Y, por otro lado, la opción católica está muy viva en el Reino Unido, donde casi mil fieles anglicanos, 5 obispos y 60 clérigos de la iglesia de Inglaterra han entrado este año en el Ordinariato anglocatólico, en plena comunión con Roma y el Papa.

450 años desde que el Parlamento prohibió la misa.
El año pasado se cumplieron 450 años desde que el Parlamento escocés negó toda autoridad espiritual al Papa, prohibió la misa católica en Escocia y John Knox fundó la Iglesia Nacional de tradición presbiteriana y teología calvinista.

La Iglesia Nacional de Escocia abandonó hace tiempo el puritanismo. De hecho, ya en el siglo XIX se fundaron dos o tres iglesias presbiterianas fundamentalistas o puritanas que aún hoy se mantienen con docenas de congregaciones en las Highlands y con importante presencia rural en algunas islas escocesas.

Pero en los últimos años, la "Kirk" no sólo ha dejado de ser la Iglesia hegemónica sino que se ha hundido en caída libre. En un país con 5,2 millones de habitantes, los herederos de John Knox ya sólo cuentan con unos 445.000 fieles, 984 ministros y 1.180 parroquias (datos de su Asamblea General de 2010 y de 2011), mientras el catolicismo, que antaño sólo sobrevivía (sin clero y perseguido) en islas gaélicas como Barra y Uist, cuenta hoy con 667.000 fieles (aunque van a misa con asiduidad solo 185.000) y 740 sacerdotes y crece con la llegada de inmigrantes jóvenes en una sociedad envejecida como la escocesa (59.000 nacimientos al año, la mitad fuera del matrimonio, el 14% de madre extranjera, frente a 54.000 defunciones anuales).

Otra forma de ver la religiosidad en Escocia es contar las bodas: en 2009 hubo 27.524 casamientos, y algo más de la mitad fueron puramente civiles (14.238). Solo 6.143 bodas se celebraron en la Iglesia Nacional de Escocia, 2.400 en otras congregaciones protestantes no anglicanas, 1.788 en parroquias católicas y, atención, 1.544 en ceremonias laicistas de la Humanist Society.

Pablo J. Ginés/ReL

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