lunes, 7 de marzo de 2011

¿SE SALVARÁN MIS HIJOS?


Dios está haciendo todo lo posible para que tus hijos se salven.

Cuántas veces, los padres católicos sufren profundas tribulaciones al constatar el alejamiento de sus hijos de la vida de fe o su total prescindencia. Esta dolorosa experiencia, es muchas veces acompañada por opciones de vida que van minando de preocupación y pesimismo el horizonte. Divorcios, hijos de distintos matrimonios, alcoholismo, drogas, enfermedades, etc... Los padres católicos sufren hondamente este Calvario moderno que viven sus hijos o nietos, por una fe que no se pudo comunicar adecuadamente y que ha sido desterrada de las opciones de vida sin el menor interés.

Recuerdo que una noche me desperté sobresaltado con un pensamiento lacerante: ¿se salvarán mis hijos? ¿Y si se condenan? ¡¡¡Que tremendo!!! ¿Es posible que alguien decida cambiar el banquete de la eternidad con Dios por las migajas de una vida tan breve?

Dios nos ha confiado a nuestros hijos que están llamados a ser sus hijos, no somos dueños de sus vidas sino colaboradores de la obra de Dios. Ciertamente que son nuestros, pero lo son más de Dios. Él, está más "interesado" que nosotros de su salvación y los está perfectamente, en cuanto sus intenciones no están minadas por sombras como las nuestras. ¡Qué maravilla es poder descubrir y vivir, el desafío de acompañar a nuestros hijos en este camino que tiene por meta la eternidad! ¡Qué gozo embarga nuestra alma, al saber que están llamados a ser ciudadanos del cielo!

Este pensamiento para nada nos invita a desentendernos de su suerte, por el contrario nos compromete en las opciones que les comunicamos en la niñez y adolescencia. Los padres saben, como buenos artesanos, que el momento de modelar es muy importante, la obra debe realizarse cuando todavía la arcilla se encuentra fresca . Pero el modelo, es único e irrepetible, como una pieza de valor incalculable, deben buscar y permitir, que vaya lentamente emergiendo la verdadera imagen que está esculpiendo el artesano Divino ¡Qué tremenda responsabilidad y al mismo tiempo que maravillosa tarea! ¿Acaso pueden los padres encontrar una misión superior? ¡Con cuánto amor y respeto deben acercarse al misterio que oculta y manifiesta esta valiosa joya! ¡Qué sublime dignidad se cierne sobre su cabeza!

Dios no se desentiende del camino que te propone. Él necesita de tu compromiso. No estás solo en el Mundo, ni abandonado. El Padre vela por sus hijos y te sostiene a ti en tu fragilidad. No dejes que te destruyan los pensamientos que vienen del mal espíritu. Dios está haciendo todo lo posible para que tus hijos se salven. No bajes los brazos. Él no dejará que se pierdan los dolores de tu corazón. Renueva tu compromiso de servir a la obra que Dios está realizando.

¿Puede un corazón atribulado no recurrir a María Santísima? ¿No conoce ella tus preocupaciones? No tuvo ella que caminar en la oscuridad de la fe, en medio de los gritos que clamaban por la muerte de su Hijo ¿No tomará ella tus clamores como suyos y los presentará delante de Dios?
Autor: Jorge Novoa

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