El obispo de Jacmel quiere reconstruir la catedral.
ROMA, viernes 4 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Monseñor Launay Saturné quiere reconstruir la catedral de Jacmel, dañada gravemente durante el terremoto que el 12 de enero de 2010 arrasó Haití.
Según su opinión, una diócesis no puede funcionar sin una catedral, que es un “lugar simbólico” y un “lugar de unidad”.
Actualmente los fieles, que acuden en gran número a la Misa, se reúnen en una tienda de campaña.
El obispo espera que la diócesis de Jacmel, la más afectada después de la de Puerto Príncipe, encuentre pronto un terreno. Además de la catedral, el terremoto ha destruido o dañado gravemente otras iglesias y varios edificios eclesiásticos.
Monseñor Saturné, de 47 años de edad que gobierna la diócesis desde mayo de 2010, subrayó a la asociación caritativa católica “Ayuda a la Iglesia Necesitada” (ACS), que no basta la reconstrucción física de los edificios. Para él, “no existe la reconstrucción sin misión, sin evangelización, sin oración y sin el anuncio de la Palabra de Dios”.
“El hecho de haber sobrevivido al terremoto me demuestra que Dios todavía me necesita y que tengo una misión”, añadió el prelado. “Como pastor de mi diócesis digo a la gente que lo ha perdido todo: aunque si todo ha desaparecido, Dios os ha dejado la vida, y con esta el deber de trabajar a favor de un mundo más humano y reconciliado, y de un futuro mejor”.
El obispo destacó que el terremoto fue devastador, pero que ha unido a los haitianos con “hermandad y solidaridad”, que han surgido después de esto.
La desgracia, señaló, ha acercado Haití a Dios, demostrando que “las cosas de este mundo son muy frágiles”. Son ciertamente importantes, porque todos “deben ganarse el propio sustento y vivir en algún sitio”, pero se ha evidenciado que todo esto “puede caer como un castillo de naipes”.
Según su punto de vista, la reconstrucción de los edificios se ha de acompañar con un refuerzo de la estructura social.
Monseñor Saturné declaró además, que la catástrofe “ha despertado la atención de la comunidad internacional y ha promovido una gran solidaridad con Haití”.
El prelado está agradecido a todos los que “se han mostrado solidarios en los momentos más duros de la historia de Haití” y espera que “la atención dirigida a la Iglesia de Haití no disminuya, para que esta catástrofe mortal ofrezca al país la oportunidad de renacer y de recomenzar”. En el futuro, indicó, se debería continuar cultivando “el vínculo de solidaridad que nos une”.
A este propósito, el obispo tiene grandes esperanzas en el hermanamiento de parroquias y escuelas haitianas con las extranjeras. Para la reconstrucción de la catedral de Jacmel y de otros edificios espera obtener la ayuda de las asociaciones eclesiales, sobre todo de Ayuda a la Iglesia Necesitada.
La diócesis de Jacmel está situada en la zona sur oriental de Haití y ocupa un territorio de 2.700 Km cuadrados. Tiene casi 530.000 habitantes, de los cuales el 65% son católicos.
Autor: Zenit
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