La Santa Sede y Chile coinciden en la defensa del derecho a la vida.
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 3 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI recibió hoy en audiencia al presidente de Chile, Sebastián Piñera, en visita oficial en Italia y el Vaticano.
En la nota oficial del encuentro se destacó la coincidencia entre ambos sobre temas como la defensa de la vida desde la concepción hasta su término natural, sobre derechos humanos, familia y medio ambiente.
“Muchas gracias por recibirme, es para mi un honor” dijo el mandatario chileno al encontrar en el Palacio Apostólico al Papa que endosaba la muceta roja.
De allí pasaron a la biblioteca donde iniciaron a conversar. El presidente chileno le confió: “Es la segunda vez que estoy con un Papa, y el último año para Chile ha sido bastante difícil, con el terremoto y el rescate de los mineros, pero a pesar de todo, bien”.
Durante el coloquio del Papa con el presidente estaba un monje que hacía de intérprete, el cual, a la salida de la audiencia, comentó que “como el Papa habla español y Piñera lo hacía de modo pausado y claro, prácticamente no fue necesario mi auxilio”.
Hacia el final de la audiencia que en total duró 25 minutos, entró la delegación de 17 personas con la consorte del presidente Cecilia Morel, que endosaba un velo negro como indica el protocolo, además de tres ministros, el presidente de la Corte Suprema, nueve parlamentarios y otras autoridades.
En el intercambio de dones, el Santo Padre le entregó un medallón de oro de su pontificado, y Piñeda un incensario de plata, réplica del de la catedral de Santiago.
Otros dones para el Papa fueron una Biblia en idioma mapuche y una copia de la Constitución de Chile, la cual defiende el derecho a la vida.
A continuación el Presidente encontró al secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, y al cardenal Ángel Sodano, decano del Colegio Apostolico. El presidente realizó también una visita a la sepultura de Juan Pablo II.
A la salida del Vaticano encontró a algunos periodistas a quienes les comentó la audiencia: “Hemos hablado de todo un poco, y el Papa envió a todos los chilenos palabras de aliento por la lucha que estamos dando en defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, por defender al niño que está por nacer, la familia y los derechos humanos en Chile y el mundo entero”.
El mandatario añadió que “conversamos de la coincidencia que tenemos en la defensa de valores fundamentales como es la libertad y la protección del medio ambiente y le agradecí las palabras que nos mandó cuando fue el terremoto y el accidente de los mineros”.
Piñeda invitó al Papa a que visite Chile, recordándole que “los chilenos tenemos nostalgias de la visita de Juan Pablo II. Y el Papa me recordó que él tiene 84 años, que era difícil pero que iba a hacer todo lo posible”.
Posteriormente en un prestigioso hotel de Roma se realizó un almuerzo ofrecido por Piñera y su consorte Cecilia Morel, en honor del secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone.
Concluyó así la visita de tres días del Presidente chileno que incluyó también diversos encuentros y eventos en Italia: con el presidente italiano Giorgio Napolitano; con el primer ministro Silvio Berlusconi, una conferencia en la Universidad LUISS, la firma de intercambio con seis universidades italianas, y la inauguración de la nueva sede del Instituto Italo Latino Americano en Roma.
Por la tarde Piñera partió hacia Israel en donde realiza una visita oficial.
Importante también el artículo del presidente chileno publicado hoy en el diario L´Osservatore Romano, titulado “Desarrollo económico y desarrollo integral” en el que escribe indicando como “El verdadero desarrollo es más que la simple producción de bienes o conseguir un determinado rendimiento económico”.
Piñera recuerda que “en la Caritas in Veritate, Benedicto XVI puso el acento en el concepto y sobre la necesidad de un desarrollo integral”. Y tras indicar algunos logros y objetivos de su gobierno concluye indicando como “con la ayuda de todos, estamos avanzando hacia un desarrollo no solamente económico pero también profundamente humano, comprensivo y coherente con la realidad material y espiritual de las personas. Se trata de una tarea que va mucho más allá de un gobierno o de un Estado, porque se refiere a cada uno de los ciudadanos”.
ZENIT
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