En Afganistán.
Said Musa, de 45 años, está desde hace ocho meses en una prisión de Kabul, donde ha sido objeto de abusos sexuales y torturas.
Un trabajador social de Afganistán, Said Musa, convertido al cristianismo, ha sido condenado a la horca por negarse a volver a la fe de Mahoma.
Musa, de 45 años, está desde hace ocho meses en una prisión de Kabul, donde ha sido objeto de abusos sexuales y torturas. El “apóstata”, que perdió una pierna en 1990 al pisar una mina anti persona, trabajaba como fisioterapeuta para la Cruz Roja en un centro donde se da asistencia sanitaria a personas amputadas.
Hace unos días, un juez le manifestó que si no regresaba al islam sería ahorcado inmediatamente, a lo que Musa respondió que no estaba dispuesto a abandonar el cristianismo, aunque le costara la vida.
Los abogados, rechazan defender la causa de Musa a menos que abrace de nuevo el islam, mientras que otros ya dejaron el caso debido a las amenazas de muerte.
La apostasía es considerada un crimen que se debe castigar con la pena de muerte en países como Afganistán, Somalia, Irán o Arabia Saudita.
La organización Hazteoir ha lanzado una campaña para pedir a la ministra Trinidad Jiménez que presione al Gobierno de Hamid Karzai por la liberación de Said Musa y por la libertad religiosa en Afganistán.
ReL
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