Comienza un breve recorrido por los Doctores de la Iglesia.
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 2 de febrero de 2011 (ZENIT.org).-
Comenzó así hoy un recorrido, como él mismo anunció a los peregrinos congregados en el Aula Pablo VI para la audiencia de los miércoles, por la vida de los doctores de la Iglesia, algunos de los cuales ya ha hablado durante su ciclo de teólogos medievales.
Teresa de Ávila, afirmó el Papa, “representa una de las cumbres de la espiritualidad cristiana de todos los tiempos”.
Citando la autobiografía de la santa española (Libro de la Vida), Benedicto XVI recorrió su vida desde los deseos de martirio de su niñez, su adolescencia y juventud llena de distracciones, su conflicto interior en medio de las enfermedades y, finalmente, su conversión y sus experiencias místicas.
“Paralelamente a la maduración de su propia interioridad, la Santa comienza a desarrollar de forma concreta el ideal de reforma de la Orden Carmelita”, explicó el Papa, aludiendo a la importante reforma del Carmelo llevada a cabo por Teresa.
La existencia de Teresa de Ávila, aunque transcurrió en España, subrayó, estuvo “empeñada por toda la Iglesia”, hecho por el cual fue proclamada Doctora de la Iglesia por Pablo VI en 1970.
“Teresa de Jesús no tenía una formación académica, pero siempre atesoró enseñanzas de teólogos, literatos y maestros espirituales. Como escritora, se atuvo siempre a lo que personalmente había vivido o había visto en la experiencia de otros”, explicó el Papa.
Asimismo, aludió a su “amistad espiritual con muchos santos, en particular con san Juan de la Cruz”, así como su aprecio por los Padres de la Iglesia, san Jerónimo, san Gregorio Magno, san Agustín”.
Aparte de la autobiografía, el Papa destacó Camino de Perfección, en el que “propone un intenso programa de vida contemplativa al servicio de la Iglesia, a cuya base están las virtudes evangélicas y la oración”, y su obra mística más conocida, Castillo interior.
En esta última, Teresa “se remite a la estructura de un castillo con siete estancias, como imágenes de la interioridad del hombre”, inspirándose “en la Sagrada Escritura, en particular en el Cantar de los Cantares”.
Entre las enseñanzas de la santa el Papa destaca “el desapego de los bienes o pobreza evangélica (y esto nos concierne a todos); el amor de unos a otros como elemento esencial de la vida comunitaria y social; la humildad como amor a la verdad; la determinación como fruto de la audacia cristiana; la esperanza teologal, que describe como sed de agua viva”.
En las enseñanzas de Teresa están también “las virtudes humanas: afabilidad, veracidad, modestia, cortesía, alegría, cultura”.
“En segundo lugar, santa Teresa propone una profunda sintonía con los grandes personajes bíblicos y la escucha viva de la Palabra de Dios”, así como la oración como algo “esencial”: para la santa, rezar significa “frecuentar con amistad, pues frecuentamos de tu a tu a Aquel que sabemos que nos ama”.
“Otro tema querido a la Santa es la centralidad de la humanidad de Cristo. Para Teresa, de hecho, la vida cristiana es relación personal con Jesús, que culmina en la unión con Él por gracia, por amor y por imitación”, así como “la perfección, como aspiración de toda la vida cristiana y meta final de la misma”.
Por ello, afirmó el Papa a los presentes, “santa Teresa de Jesús es verdadera maestra de vida cristiana para los fieles de todo tiempo. En nuestra sociedad, a menudo carente de valores espirituales, santa Teresa nos enseñan a ser testigos incansables de Dios, de su presencia y de su acción”.
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