En España lo publica Herder.
Habla de burocracia, los españoles, el desconcierto por el "caso Maciel", la defensa del crucifijo, la ineficacia de los políticos creyentes, los lefebvrianos, la clase de religión, las drogas, el aborto, el divorcio, la homosexualidad... y el preservativo para hombres que se prostituyen.
Se presenta en todo el planeta «Luz del mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos», el libro entrevista que recoge las conversaciones mantenidas entre Benedicto XVI y el periodista alemán Peter Seewald. LA RAZÓN adelanta los puntos clave de esta obra, en la que el Papa analiza con tono certero y cercano la situación de la Iglesia y del mundo.
COMUNIDAD VIVA.
«Contemplada sólo desde Europa pareciera que la Iglesia se encuentra en decadencia. Pero ésta es sólo una parte del conjunto. En otros continentes crece y vive, está llena de dinamismo».
NO SOMOS UNA EMPRESA.
«No somos una empresa que aspira a obtener ganancias, somos Iglesia. Es decir, somos una comunidad de personas que se encuentra afincada en la fe. La tarea no es elaborar un producto o tener éxito en la venta de mercancías. La tarea consiste, en cambio, en vivir ejemplarmente la fe, anunciarla y, al mismo tiempo, mantener a esta misma comunidad de adherentes voluntarios, que se extiende a través de todas las culturas, naciones y tiempos y no se basa en intereses externos, en una relación interior con Cristo y, de ese modo, con Dios».
LA BUROCRACIA.
«Existe también aquí, en Occidente, el despertar de nuevas iniciativas católicas que no han sido ordenadas por la burocracia. La burocracia está desgastada y cansada. Estas iniciativas vienen de dentro, de la alegría de personas jóvenes. Soy muy optimista en cuanto a que el cristianismo se encuentra ante un nuevo dinamismo».
TRAYECTORIA DE ESPAÑA.
«Es uno de los grandes países católicos que ha regalado a la Iglesia grandes santos y grandes impulsos y que, además, ha marcado a América Central y del Sur. Pero encontrarse con la historia de España, especialmente con su historia presente, es siempre algo excitante. Es un país de contrastes dramáticos. Pensemos en el contraste entre la República de la década de 1930 y Franco, o en la dramática lucha actual entre la secularidad radical y la fe decidida. Es un país que, hoy como ayer, se encuentra en un gran movimiento histórico, que cuenta además con una pluralidad de culturas, que se encuentran, por ejemplo, los vascos y los catalanes. España ha sido siempre uno de los grandes países católicos con vitalidad creadora. Si Dios quiere y me encuentro todavía con vida, entraré de nuevo en contacto con él especialmente en la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid».
LA FE DE LOS ESPAÑOLES.
«En ninguna parte congrega el Papa a tantas personas como allá. Es sorprendente, frente a los problemas que tiene justamente la Iglesia católica en España, también en virtud de la descuidada elaboración de la dictadura de Franco (...). Precisamente existe allá una vitalidad de fe que, por lo visto, los españoles llevan en la sangre».
ABUSOS Y SACERDOTES.
«Se podría pensar que el diablo no podía tolerar el Año Sacerdotal y, por eso, nos echó en cara la inmundicia. Como si hubiera querido mostrarle al mundo cuánta suciedad hay precisamente entre los sacerdotes. Por otra parte, podría decirse que el Señor quería probarnos y llamarnos a una purificación más profunda».
CASO «MACIEL»
«Sólo desde aproximadamente el año 2000 contamos con asideros concretos al respecto. Hacían falta testimonios inequívocos para tener realmente certeza de que las acusaciones eran ciertas. Para mí, Marcial Maciel sigue siendo una figura enigmática. Por una parte, una vida que como ahora sabemos, se encuentra fuera de la moralidad, una vida de aventuras, disipada, extraviada. Por otra parte, vemos el dinamismo y la fuerza con la que construyó la comunidad de los Legionarios. (...) Hay que hacer correcciones, pero, en términos generales, es una comunidad sana».
CRUCIFIJOS.
«Se está extendiendo una nueva intolerancia. Por ejemplo, cuando se dice que, en virtud de la tolerancia negativa, no debe haber cruz alguna en los edificios públicos. Eso es la supresión de la tolerancia, pues significa que la fe cristiana, la religión, no puede manifestarse ya de forma visible. Cuando en nombre de la no discriminación se quiere obligar a la Iglesia católica a modificar su postura frente a la homosexualidad o a la ordenación de mujeres, quiere decir que ella no debe vivir más su propia identidad y que, en lugar de ello, se hace de una abstracta religión negativa un parámetro tiránico al que todo el mundo tiene que adherirse».
POLÍTICA Y CREYENTES.
«Uno se pregunta realmente cómo es que cristianos que son personalmente creyentes no poseen la fuerza para hacer que su fe tenga una mayor eficacia política. Sobre todo, debemos intentar que los hombres no pierdan de vista a Dios, que reconozcan el tesoro que poseen. Y que, después, partiendo de la fuerza de la propia fe, puedan confrontarse con el secularismo y llevar a cabo el discernimiento de los espíritus. Sólo podemos esperar que la fuerza interior de la fe llegue a ser después poderosa en el campo público, plasmando el pensamiento a nivel público y no dejando que la sociedad caiga simplemente en el abismo».
ORTODOXOS.
«Hay sobre todo enormes diferencias históricas y culturales. Más allá de las cuestiones doctrinales quedan aún por dar muchos pasos del corazón. Dios tiene que trabajar todavía en nosotros. Por eso yo no me atrevería a emitir profecía alguna sobre los tiempos. Lo importante es que realmente nos tenemos afecto, que estamos en una unidad interior, que de ese modo nos aproximamos mutuamente, que trabajamos en común todo lo que podemos».
LEFEBVRIANOS.
«No es que esos cuatro obispos hayan sido excomulgados por su actitud ante el Vaticano II. En realidad estaban excomulgados porque habían recibido la ordenación episcopal sin el mandato papal. Cuando un obispo que se halla en dicha situación declara su reconocimiento del primado en cuanto tal y del Papa en funciones, se le retira la excomunión porque ya no tiene fundamento».
POLÉMICA DE RATISBONA.
«Después de todas las cosas terribles que ocurrieron, sobre las que sólo se puede estar muy triste, los acontecimientos tuvieron efectos en última instancia positivos. En mi visita a Turquía pude mostrar que tengo respeto por el islam, que lo reconozco como una gran realidad religiosa con la que debemos estar en diálogo. De ese modo, a partir de esta controversia surgió un diálogo realmente intenso».
EL ISLAM.
«Ha quedado claro que el islam debe aclarar dos cosas en el diálogo público: las cuestiones relativas a su relación con la violencia y con la razón. Ahora bien, ha sido un buen comienzo el hecho de que en sus propias filas se haya percibido que estas dos cuestiones necesitan y exigen una clarificación».
CLASE DE RELIGIÓN.
«En Alemania, cada niño tiene de nueve a trece años clase de religión. Es incomprensible cómo es posible que sea tan poco lo que se les queda, por expresarlo de ese modo. En este punto los obispos deben reflexionar de hecho seriamente cómo puede darse a la catequesis un corazón nuevo, un rostro nuevo».
SACERDOCIO FEMENINO.
«Hay tantas funciones destacadas, importantes de las mujeres en la Iglesia que no puede hablarse de discriminación. Ése sería el caso si el sacerdocio fuese una suerte de señorío, mientras que, por el contrario, debe ser todo servicio».
PRESERVATIVOS.
«Podrá haber casos fundados de carácter aislado, por ejemplo, cuando un prostituido utiliza un preservativo, pudiendo ser esto un primer acto de moralización. Pero ésta no es la auténtica modalidad para abordar el VIH. Los preservativos pueden ser, en la intención de reducir el peligro de contagio, un primer paso en el camino hacia una sexualidad vivida de forma diferente, hacia una sexualidad más humana».
DROGAS.
«Creo que esa serpiente del tráfico y consumo de drogas abarca toda la tierra, es un poder que no nos imaginamos como se debe. Destruye a la juventud, destruye a las familias, conduce a la violencia y amenaza el futuro de países enteros».
ABORTO.
«¿A cuántos niños se mata que, un día, podrían ser genios, que podrían regalar cosas nuevas a la humanidad, regalarnos a un nuevo Mozart, regalarnos conocimiento técnico? Hay que pensar cuánta capacidad humana se destruye en esto, aparte de que los niños no nacidos son personas humanas cuya dignidad y cuyo derecho a la vida debemos respetar».
DIVORCIO.
«El Señor dice: el matrimonio que se ha contraído en la fe es indisoluble. Nosotros no podemos manipular esa palabra. Debemos dejarla así, aun cuando contradiga las formas de vida hoy dominantes».
HOMOSEXUALIDAD.
«La homosexualidad no es compatible con la vocación sacerdotal, pues entonces el celibato no tiene ningún sentido como renuncia. Sería un gran peligro si el celibato se convirtiera, por así decirlo, en ocasión para introducir en el sacerdocio a gente a la que, de todos modos, no le gusta casarse, porque en última instancia también su postura ante el varón y la mujer está de alguna manera modificada, desconcertada, y en cualquier caso no se encuentra en la dirección de la creación».
Dario Menor/La Razón
No hay comentarios:
Publicar un comentario