viernes, 19 de noviembre de 2010

LO QUE NO ES POSIBLE


Existe una fase, al comienzo de la vida espiritual de la persona, en la que ella, pretende compaginar, intenta jugar con dos barajas.

Se quiere tomar en serio eso de santificarse y salvar su alma, pero sin renunciar a nada de lo que nos rodea y al mundo de posibilidades que esta vida terrenal nos ofrece. Esta personas que se encuentra en los inicios de su vida espiritual, que comienzan a caminar por la senda estrecha, todavía no ha tomado conciencia de las palabras del Señor: "El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la hallara”. (Mt 16,24-25). Y esto lo justifica el Señor diciendo también: Quién no renuncia a todas las cosas no puede ser mi discípulo. (Lc 14,33).

El Señor nos ofrece una cruz, pero ella es muy distinta de como inicialmente nos la imaginamos, porque no tiene nada de terrible, si es que aprendemos debidamente a llevarla, la carga es ligera cuando se lleva con alegría es tal como la detalla el Señor: "Venid a mi todos los que estáis fatigados y cargados, que yo os aliviare. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas, pues mi yugo es blando y mi carga ligera. (Mt 11, 28-30).

Por supuesto, que no es posible caminar hacia el Señor, incumpliendo sus Mandamientos, pero para que nuestra lucha ascética sea lo más perfecta posible, y saquemos de ella el mayor provecho que podamos sacar, hemos de tener presente una serie de principios y recomendaciones propias, y también recogidos de Santos y exégetas, acerca de que no es posible compaginar, las cosas de este mundo y los deseos que ellas nos suscitan, con la correcta forma de llevar cada uno su cruz.
Así por ejemplo, tenemos que:
-Es imposible alcanzar la vida eterna, solo apoyándonos en nuestras propias fuerzas y deseos, por muy fuerte que estos sean.
-Entregarse a Dios es básico. El Señor nos dejó dicho: “A los hombres si es imposible (salvarse), más no a Dios, porque a Dios todo le es posible”. (Mc 10,22).
-Es imposible, llevar una vida de unión y entrega al Señor, y no estar alegres, porque si participamos de su amor también participamos de su inmensa alegría y la que nos proporciona sentirnos auténticos hijos suyos.
-Siempre se ama lo que se conoce, y cuanto más se ama, más se quiere conocer lo que se ama. Y se conoce lo que se sabe que existe, porque es imposible amar lo que uno cree que no existe, nadie ama la nada. En el caso del Señor del que no tenemos visión ocular, es de ver que la visión, no tiene por qué ser adquirida siempre con los ojos del cuerpo. Es el amor espiritual o impalpable, y son los ojos del alma, los que nos dan fe de conocimiento.
-Es imposible conocer plenamente a Dios, es imposible comprenderle plenamente, pero es posible buscarle, amarte y entonces entregarse a Él.
-Una vida espiritual sin disciplina es imposible. La práctica de una disciplina espiritual, nos hace más sensibles a la voz débil y suave de Dios. El profeta Elías, no encontró a Dios en el huracán ni en el terremoto o el fuego sino en la brisa suave (IR 19,9-13). Por la práctica de una disciplina espiritual nos volvemos atentos a esa brisa suave, y dispuestos a responder cuando la escuchemos.
-Estado de oración, no significa tener el pensamiento ininterrumpidamente vuelto hacia Dios. Esto es imposible, aparte que también tenemos que hacer frente a nuestras obligaciones y trabajos. Quien ama a alguien apasionadamente no necesita evocar con insistencia constante el recuerdo de esa persona para darse cuenta de que la quiere.
-Es imposible que crezca nuestra unión con Dios sin morir a nosotros mismos, sin que muera nuestro orgullo y nuestro egoísmo. El proceso de irnos volviendo pobres de espíritu no es otro que el de irnos despojando de todas nuestras relaciones con lo temporal. El orgullo siempre debilita la fortaleza de espiritual, de la misma forma que a sensu contrario, la humildad siempre fortalece el espíritu.
-Que nadie se engañe, es imposible llevar una vida regalada y al mismo tiempo pretender ser amigo íntimo del Señor.
-Muchas veces nos es imposible encontrar ningún apoyo ni en personas ni en consejos. De esta búsqueda de interrogantes surge una fe más profunda. Este doloroso cuestionarse, con su consiguiente oscuridad, es el ambiente o medio en el que Dios aumenta en nosotros en don de la fe.
-Muchas veces, llamamos bendita a Nuestra Señora, pero por supuesto al mismo tiempo estamos bendiciendo a Dios, pues es imposible llamar a alguien bendito sin bendecir a la vez a Dios, porque Él es el Creador único y absoluto de todo.
-Ser amigo de un pobre o de alguien que sufra, es importante. Nos introduce en la realidad del sufrimiento. ¡Es imposible evadirse de ella con ideas o sueños! La llamada del pobre a la amistad y a la solidaridad nos obliga a tomar decisiones a interiorizar en nosotros mismos, a situar el amor en el centro de nuestras vidas, y en lo cotidiano. Nos transforma.
-Ser amigo de un pobre es exigente.
-En principio amar no es ser heroico en el desinterés, sino que por el contrario, esta perfección no viene hasta el final. Amar es, primero, ser atraído, seducido, cautivado por el rostro de ternura del Señor: es haber sido fascinado por el mendigo del amor. De la misma manera que es imposible orar sin haber visto este rostro, es imposible amar a los hermanos si no hemos comprendido que Dios es amor.
-La equivocación del luteranismo, es creer que la naturaleza humana está totalmente corrompida por el pecado original, que coincide con la concupiscencia en el hombre, por ello la cooperación del hombre con la gracia es imposible y las obras del hombre no tendrán nunca valor salvífico. Las obras humanas son siempre tan imperfectas que no pueden nunca agradar a Dios. Por otro lado hablar de méritos delante de Dios, contradice la fe de que solo Dios en su soberanía absoluta produce la salvación.
-La santidad significa practicar las virtudes más bien que limitarse a evitar el pecado. Y esto lleva consigo, resistencia, perseverancia, amor. Es imposible crecer como hijo de Dios sin fortaleza, por lo que cada uno debe de ser fuerte, valiente, paciente generoso, incluso heroico, pues de otro modo desfallecería en el camino, sin fortaleza jamás podrá remontar el Calvario, en el que solo será perfecta su adopción.
-Nuestro deseo de santidad se embota al contacto con la dura realidad, y el peligro de bajar los brazos diciendo: Es imposible, nos acecha siempre.
-Lo que es imposible, es desear la santidad sin desear amar al Señor, y es imposible desear amarle sin desear la santidad, porque al final santidad y amor son una misma cosa, ya que solo será santo el que ha amado, y se ha preparado para amar en la eternidad.
-Es imposible apropiarse de los bienes espirituales y de comportarse respecto a ellos como un poseedor o un dueño, pues tienen su fuente en Dios. Sólo es posible recibirlos gratuitamente de Él.
-De espaldas al Señor, resulta imposible encontrar sentido al sufrimiento humano.
-Si no se dispone de la gracia divina, es imposible vivir en un mundo contaminado sin quedarse uno contaminado.
-Es imposible que el tibio rompa los lazos de la tibieza, pero no es imposible que Dios se lo conceda. Lo que al menos se requiere es que lo desee, pues si no se desea levantarse. ¿Cómo va a esperar que Dios le ayude a levantarse?

Por último cerraremos esta glosa con una afirmación del gran maestro de la espiritualidad Jean Lafrance que dice; La paradoja de la fe cristiana está en esta doble afirmación: La Ley es imposible de cumplir y sin embargo hay que cumplirla. Desearíamos amar a Dios con todo nuestro corazón y descubrimos en nosotros fuerzas de egoísmo, agresividad y de codicia que nos impide vivir en cada momento un estado de total oblación. Luchemos pues por nuestra santificación ya que necesitamos luchar y de ahí el término Lucha ascética.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Juan del Carmelo

No hay comentarios:

Publicar un comentario