Sor Benigna Consolata Ferrero.
El 31 de agosto de 1914, dijole el divino amante:
Voy mendigando el amor de mis criaturas, y ellas me lo niegan para concedérselo a tantos objetos que atraen sus miradas. si supieses Maria Consolata, cuan doloroso es amar tanto y no ser correspondido no desisto, sin embargo, siempre pido amor y nadie me lo da: más ¡ay! no sólo no me aman, sino que me aborrecen. ¿Sabes lo que me detiene para no castigar a los pecadores?, las oraciones de los justos son las que desarman mi divina justicia.
El 15 de septiembre.
No puedes tener una idea, ¡oh amada esposa mía! del placer que experimento con la compañía de mis criaturas. ando buscando corazones que me amen, y como no los encuentro, derramo sobre el reducido numero de los que me aman la plenitud de mis gracias. ¡Amo tanto a las almas que me son fieles!, que me dejan obrar en ellas a mi gusto lo que me place, que me apresuro a colmar todos sus deseos, como si tuvieran para mi fuerza de ley (como si fueran leyes para Mí).
Manifestole un día el deseo que tiene de darse a sus hijos en la sagrada comunión: Me quedo en el sacramento de mi amor - le dijo - por mis criaturas y ellas hacen de Mí tan poco caso... tú al menos haz cuantas comuniones espirituales puedas, para suplir esas comuniones sacramentales que dejen de hacer otros. hazlas cortas, con tal de que las hagas. Si una esposa tuviese a su esposo muriéndose de hambre, ¿no iría a pedir limosna?
Benigna mía busca almas que hagan la santa comunión. Estas cosas te las digo a ti, pero son también para tu madre.
Tú eres el apóstol de mi amor, pero a ella le tocara manifestarlas cuando tu cuerpo este bajo tierra y tu alma en el paraíso, en mi corazón, por toda una eternidad, como un pequeño átomo que siempre arde y nunca se consume.
(Del librito revelaciones a sor benigna Consolata Ferrero. Pag. 60)
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