martes, 19 de octubre de 2010

PETICIÓN


Queridos franciscanos de María, la palabra de vida de esta semana nos invita a fijarnos en otro aspecto de nuestra oración: el de la petición
Si la se. mana pasada meditábamos sobre el agradecimiento - con obras y no sólo consentimientos y palabras -, ahora nos fijamos en la petición. Pedir ayuda a Dios es imprescindible, no sólo porque lo necesitamos, sino porque al hacerlo reconocemos la superioridad de Dios sobre nosotros y también mostramos nuestra confianza en que Él se interesa por nuestros problemas, que no es indiferente a ellos.

Ahora bien, la petición tiene que ser eso: petición. Ahí es donde empezamos por fallar, porque en realidad no pedimos sino que exigimos. No debemos olvidar nunca que los favores se piden y que lo que se exigen son los derechos. ¿Acaso tenemos derecho a tener salud eterna, juventud eterna, dinero en abundancia, etc? Nos comportamos como si así fuera y por eso acudimos a Dios no a pedir ayuda sino a exigir supuestos derechos que no son tales; cuando Dios nos escucha, no le agradecemos lo que nos ha dado, pues consideramos que teníamos derecho a ello y que Dios no ha hecho nada más que cumplir su parte del contrato; cuando, en cambio, nonos escucha, nos enfadamos con Él, como nos enfadaríamos con alguien que no ha cumplido lo que estaba pactado. El orgullo de creer nos iguales a Dios impide el agradecimiento y nos lleva a vivir en un permanente victimismo, sintiéndonos continuamente víctimas de Dios y de los hombres.

Además, en nuestra petición hay que hacer eso que el Señor nos recomienda en el Evangelio de este domingo: insistir. Una insistencia que se basa en la humildad y que sirve para poner a prueba esa misma humildad y también para demostrarle a Dios que de verdad deseamos eso que pedimos.

Por último, debemos pedir de todo, incluidas cosas materiales para nosotros y para los nuestros. Pero lo que solemos hacer es incluir en nuestra petición sólo cosas materiales. ¿Quién pide, con insistencia, todos los días, la santidad? ¿A quién le preocupa más corregir un defecto que tener salud o dinero? “Buscad el Reino de Dios y su justicia y lo demás se os dará por añadidura”. Son palabras de Jesús que no debemos olvidar en esta semana dedicada a la oración de petición.

En cuanto al tema de formación, nos fijamos en la opción personal por Dios que hizo la Virgen y que le llevo a rechazar el pecado. Ella era la Inmaculada por concepción, pero luego durante su vida siguió siendo Inmaculada por decisión. Para ello fue necesario que aprendiera a discernir entre el bien y el mal. El Espíritu Santo le ayudó en eso, pero también le ayudaron sus padres con la formación que le dieron y ella supo fiarse de ambos y así evitó caer en el relativismo. Hagamos nosotros lo mismo y fiémonos de lo que nos enseña la Iglesia, aunque a veces no lo entendamos.

Estoy en Guatemala todavía y el lunes, si Dios quiere, salgo para Perú. Os recuerdo que hoy, día de Santa Teresa, en 1988, fue cuando me fui a vivir solo para comenzar la fundación de los Franciscanos de María. Démosle gracias a Dios juntos y pidámosle su gracia para ser fieles a la extraordinaria misión que nos ha confiado.
Que Dios os bendiga.
Padre Santiago Martín

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