Esa mañana recibimos un aviso urgente, con la petición de interceder por treinta mineros chilenos que habían quedado en lo profundo de la tierra, a varios cientos de metros… y había muy pocas o nulas esperanzas de que estuvieran con vida.
Entonces, los miembros de ese Ministerio Cibernético de Oración e Intercesión comenzamos a levantar las plegarias, unos individualmente, otros haciendo partícipes también a sus congregaciones.
Semanas después, estaba mirando la televisión cuando vi la noticia de que habían logrado tener contacto con estos hombres, que estaban en un lugar, un pequeño refugio de unos pocos metros cuadrados para todos ellos, pero… ¡estaban vivos y ahora animados por haber sido encontrados! En la televisión se comentaba como un testimonio de fe y esperanza… ¡más allá de la fortaleza humana! ¡Qué regocijo ha sido tener noticias de los avances, ver cómo inclusive la NASA ha enviado equipos especiales para el rescate… la solidaridad del hombre al servicio de sus hermanos! ¡Qué sensación más maravillosa, porque es como ver real la mano de Dios actuando y moviendo todo!
Esta situación me ha hecho reflexionar… ¡qué tan imposible era que en aquel hoyo tan profundo, en las entrañas de la tierra, se lograra un rescate! Pero ¡cuántas veces vivimos situaciones adversas que nos hacen sentir así, refundidos sin esperanza de que alguien siquiera nos pueda ver! Sentimos en medio de esa desolación… ¿será que Dios podrá rescatarme de aquí? No hay luz, apenas respiro y el espacio donde me muevo es tan escaso que seguramente quedaré aquí por siempre sin volver a mirar la luz del día de una sonrisa, sin sentir de nuevo la brisa del amor refrescante de quienes amo… sin poder alimentarme de lo cotidiano, de lo humano y lo divino.
No obstante, hoy quiero animarte… ¡hay una sonda que te conecta a tu Padre Celestial: La oración y ella no se desconecta en ningún momento… y el alimento sigue fluyendo a través de Su Palabra y la comunión con Él…! ¡Permanece, no desfallezcas! ¡Porque el que es tu guardador no duerme ni desmaya… y si fuera necesario, reunirá a las naciones para venir en tu ayuda y rescatarte… una vez más! No hay lugar donde Él no pueda encontrarte, de donde no pueda rescatarte… ¡aún si estás en lo más hondo, en lo más profundo de un abismo… Él es capaz de llegar allí y remover todo para volverte a la vida!
Y recuerda, no estás solo, hay otros que te estiman y que quizá ni siquiera te conocen que oran por ti y claman por tu vida y tu rescate.
Yo te bendigo hoy y como si te mirara a los ojos, te doy una sonrisa y te digo…¡tal vez nunca nos hemos conocido, pero hay Alguien que hoy me pidió escribir estas líneas para ti y decirte que te ama y que no desfallezcas, que su ejército ya está en camino para levantarte! Y allí, justo en ese momento en que más lo necesites, encontrarás en la red este mensaje que te recordará que eres amado, de tal manera que Jesús murió y resucitó por ti… ¡para que hoy yo pudiera tomarte de la mano y decirte… sigue adelante… Él abrirá camino, Él te dará la fuerza y conocerás su amor personalmente!
Rosa Amelia Díaz.
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