Me impresionó mucho hace unas semanas cuando un joven me contó una experiencia sorprendente.
Me dijo que se tomó una sobredosis de cocaína y cayó al suelo, digamos que muerto.
Entonces vio como se abría en el suelo un agujero. Me describió con todo detalle el agujero, pero no vio nada visual, era la sensación que le producía esa puerta del infierno.
Me dijo que se aproximaron a él, a gran velocidad, unos demonios que le agarraron. Se acercaron a él como lobos. Pero varios ángeles no permitieron que le arrastraran. De forma que tuvo una segunda oportunidad. Lo que he dicho es un resumen, pero escucharle a él, creedme, resulta muy interesante.
Por: Padre Fortea
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