El prefecto emérito de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Portugués José Saraiva Martins, dio a conocer, por ejemplo, que una comisión querida por Juan Pablo II llegó a la conclusión de que los niños efectivamente pueden vivir las virtudes cristianas en grado heroico.
En entrevista concedida al diario vaticano L’Osservatore Romano, el prefecto emérito de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal portugués José Saraiva Martins, dio a conocer una serie de detalles hasta ahora desconocidos de la beatificación de los pastorcitos videntes de Fátima, como por ejemplo la creación de una comisión querida por Juan Pablo II que llegó a la conclusión de que los niños efectivamente pueden vivir las virtudes cristianas en grado heroico, informa ACI.
Primeros niños no mártires en ser beatificados
El purpurado comenzó explicando que la beatificación de Jacinta y Francisco Marto, cuyo décimo aniversario coincidió con la reciente visita a Portugal del Papa Benedicto XVI, es «un evento histórico porque son los primeros niños no mártires en ser elevados a los honores de los altares».
«Antes de ellos, de hecho, no era praxis de la Iglesia la canonización de niños: se pensaba, en consideración de su edad, que no tenían la capacidad de practicar en grado heroico las virtudes cristianas, primera condición para la beatificación. Recuerdo que, en su caso, se verificó una cosa muy interesante: llegaron a Roma miles de cartas de todo el mundo - no sólo de parte de fieles sino también de obispos y cardenales - que solicitaban la beatificación de los pastorcitos», comentó el cardenal.
Esta gran cantidad de solicitudes, continuó el prefecto emérito, «generó una reflexión al interior de la Congregación de las Causas de los Santos. Juan Pablo II nombró una comisión de expertos - teólogos, psicólogos, pedagogos - para examinar el problema. Luego de un estudio profundo, se llegó a una conclusión: los niños están en capacidad de practicar las virtudes cristianas, naturalmente en el modo posible para ellos. Gracias a esta conclusión hemos podido proceder a la beatificación».
Hablando luego de los rasgos de santidad de Jacinta y Francisco, el cardenal resaltó que en ellos se podía apreciar «una piedad profunda, una devoción ferviente a la Santísima Trinidad, a la Virgen y a la Eucaristía. Hablando de heroicidad, destaca como cada uno de ellos estaba dispuesto a dar la vida antes que mentir. Fueron amenazados, de hecho, coaccionados a decir que las visiones eran falsas, pero no cedieron a las presiones».
En referencia al proceso de beatificación de Sor Lucía, la tercera vidente que falleció hace algunos años, el purpurado recordó que éste todavía está en la fase diocesana dispensada de los cinco años que debe esperarse en todos los casos para el comienzo del mismo tras la muerte.
Milagros
En entrevista concedida al diario vaticano L’Osservatore Romano, el prefecto emérito de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal portugués José Saraiva Martins, dio a conocer una serie de detalles hasta ahora desconocidos de la beatificación de los pastorcitos videntes de Fátima, como por ejemplo la creación de una comisión querida por Juan Pablo II que llegó a la conclusión de que los niños efectivamente pueden vivir las virtudes cristianas en grado heroico, informa ACI.
Primeros niños no mártires en ser beatificados
El purpurado comenzó explicando que la beatificación de Jacinta y Francisco Marto, cuyo décimo aniversario coincidió con la reciente visita a Portugal del Papa Benedicto XVI, es «un evento histórico porque son los primeros niños no mártires en ser elevados a los honores de los altares».
«Antes de ellos, de hecho, no era praxis de la Iglesia la canonización de niños: se pensaba, en consideración de su edad, que no tenían la capacidad de practicar en grado heroico las virtudes cristianas, primera condición para la beatificación. Recuerdo que, en su caso, se verificó una cosa muy interesante: llegaron a Roma miles de cartas de todo el mundo - no sólo de parte de fieles sino también de obispos y cardenales - que solicitaban la beatificación de los pastorcitos», comentó el cardenal.
Esta gran cantidad de solicitudes, continuó el prefecto emérito, «generó una reflexión al interior de la Congregación de las Causas de los Santos. Juan Pablo II nombró una comisión de expertos - teólogos, psicólogos, pedagogos - para examinar el problema. Luego de un estudio profundo, se llegó a una conclusión: los niños están en capacidad de practicar las virtudes cristianas, naturalmente en el modo posible para ellos. Gracias a esta conclusión hemos podido proceder a la beatificación».
Hablando luego de los rasgos de santidad de Jacinta y Francisco, el cardenal resaltó que en ellos se podía apreciar «una piedad profunda, una devoción ferviente a la Santísima Trinidad, a la Virgen y a la Eucaristía. Hablando de heroicidad, destaca como cada uno de ellos estaba dispuesto a dar la vida antes que mentir. Fueron amenazados, de hecho, coaccionados a decir que las visiones eran falsas, pero no cedieron a las presiones».
En referencia al proceso de beatificación de Sor Lucía, la tercera vidente que falleció hace algunos años, el purpurado recordó que éste todavía está en la fase diocesana dispensada de los cinco años que debe esperarse en todos los casos para el comienzo del mismo tras la muerte.
Milagros
El cardenal precisó que en cuanto a la investigación de los milagros en la actualidad, dado el avance de la ciencia médica, es necesario constatar que para ser considerado efectivamente «un milagro la curación debe ser instantánea, completa y duradera. Si los médicos concluyen que no es explicable científicamente, los documentos pasan luego a los teólogos. A ellos les corresponde determinar si hay nexo entre la curación y la oración de intercesión hecha a Dios a través del candidato a la beatificación».
«Sólo los teólogos, y no los médicos, pueden entonces hablar de milagros. Sus conclusiones pasan luego al examen y a la eventual aprobación de los cardenales. Y finalmente el Papa es quien tiene la última palabra: se aprueba el milagro y todo queda listo para la beatificación», relató.
«Sólo los teólogos, y no los médicos, pueden entonces hablar de milagros. Sus conclusiones pasan luego al examen y a la eventual aprobación de los cardenales. Y finalmente el Papa es quien tiene la última palabra: se aprueba el milagro y todo queda listo para la beatificación», relató.
R.R./ReL
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