Hno. José: Cabeza al suelo, tenemos la presencia del Padre.
El Padre: ¿Pueblo Mio donde estas?, ¿Pueblo Mio donde estas?, ¿Pueblo Mio donde estas?...
Todos: Contigo Señor, siempre contigo.
El Padre: ¿Qué veo hijos míos? ¿Dónde están sus corazones? ¿Dónde están sus corazones? ¿En dónde estan sus pensamientos? ¿Dónde sus acciones, dónde?
Hno. José: Señor no soy digno de que entres a mi casa, pero una palabra tuya bastara para sanarme… que el Cuerpo y la Sangre de Cristo, guarden mi alma para la vida eterna. Amén.
El Padre: Los quiero como niños, los quiero como niños, confiados, inocentes, santos, voy a pasar por el mundo buscando corazones iguales a los de mi hijo, ¿los encontraré?, ¿quieren ustedes ese corazón?, desde ahora hagan silencio para que sepan encontrar lo que me agrada. Quiero ver vidas llenas de amor, quiero ver vidas llenas de luz para sus hermanos, quiero caridad hacia sus hermanos, y misericordia con todos, oren mucho mas por sus hermanos, ¿no tienen compasión? Ustedes un día fueron rescatados de las garras del pecado por mi misericordia, y hoy quiero que ustedes la multipliquen para todos, para todos los que los rodean, incluso para los que no conocen. En medio de todo les agradezco su presencia aquí, porque son muy pocos los que me aclaman de corazón y en verdad, yo miro la verdad, yo miro la verdad, yo sé todo lo que ustedes dicen, sé todo lo que ustedes hacen, y sé, que de naturaleza caída son, lo sé, pero también veo su esfuerzo. Esfuércense porque hasta eso va a ser muy valioso, (lenguas) a todos los bendigo, a todos, y a través de ustedes a toda su familia, conocidos, y a todas las persona que ustedes bendigan. Hoy les doy un regalo, lo he traído (lenguas), tierra mía, agua mía, fuego mío, ángeles de Dios, ángeles, protéjanlos, cúbranlos, y ayúdenlos.
Hno. José: El Señor este con ustedes
Todos: y con tu Espíritu.
Hno. José: la bendición…
El Padre: ¿Pueblo Mio donde estas?, ¿Pueblo Mio donde estas?, ¿Pueblo Mio donde estas?...
Todos: Contigo Señor, siempre contigo.
El Padre: ¿Qué veo hijos míos? ¿Dónde están sus corazones? ¿Dónde están sus corazones? ¿En dónde estan sus pensamientos? ¿Dónde sus acciones, dónde?
Hno. José: Señor no soy digno de que entres a mi casa, pero una palabra tuya bastara para sanarme… que el Cuerpo y la Sangre de Cristo, guarden mi alma para la vida eterna. Amén.
El Padre: Los quiero como niños, los quiero como niños, confiados, inocentes, santos, voy a pasar por el mundo buscando corazones iguales a los de mi hijo, ¿los encontraré?, ¿quieren ustedes ese corazón?, desde ahora hagan silencio para que sepan encontrar lo que me agrada. Quiero ver vidas llenas de amor, quiero ver vidas llenas de luz para sus hermanos, quiero caridad hacia sus hermanos, y misericordia con todos, oren mucho mas por sus hermanos, ¿no tienen compasión? Ustedes un día fueron rescatados de las garras del pecado por mi misericordia, y hoy quiero que ustedes la multipliquen para todos, para todos los que los rodean, incluso para los que no conocen. En medio de todo les agradezco su presencia aquí, porque son muy pocos los que me aclaman de corazón y en verdad, yo miro la verdad, yo miro la verdad, yo sé todo lo que ustedes dicen, sé todo lo que ustedes hacen, y sé, que de naturaleza caída son, lo sé, pero también veo su esfuerzo. Esfuércense porque hasta eso va a ser muy valioso, (lenguas) a todos los bendigo, a todos, y a través de ustedes a toda su familia, conocidos, y a todas las persona que ustedes bendigan. Hoy les doy un regalo, lo he traído (lenguas), tierra mía, agua mía, fuego mío, ángeles de Dios, ángeles, protéjanlos, cúbranlos, y ayúdenlos.
Hno. José: El Señor este con ustedes
Todos: y con tu Espíritu.
Hno. José: la bendición…
José Miguel Pajares Clausen
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