lunes, 26 de abril de 2010

JESUCRISTO


Si hay una figura humana universalmente honrada, amada y respetada desde su aparición en la tierra hace más de 20 siglos, en la pintura, la literatura, la escultura, la música, el cine, la arquitectura y demás manifestaciones artísticas de la humanidad, ésta ha sido, es y será, la figura de Jesucristo. En la vida como en la muerte de millones de seres humanos, su icono, su efigie, su palabra, su recuerdo, ha sido y es, el referente más sublime, atractivo, y esperanzador, que jamás ha pisado nuestra tierra.

A unos - creyentes y cristianos - por la fe ciega en su vida, (hechos y palabras), muerte y resurrección, les lleva a confesar y proclamar su divinidad: Tú eres el Hijo de Dios, Tú tienes palabras de vida eterna. Tú solo eres capaz de dar sentido pleno a la vida de todos y cada uno de los que creen en Ti y han tenido la suerte de conocerte, amarte y servirte.

Para otros, agnósticos, ateos y materialistas, - aún sin el don de la fe - aceptan su alto ejemplo de humanidad y le colocan, respetuosamente, muy por encima de cualquier otro hombre. Y es que, históricamente, nadie sin estudios previos, sin haber escrito nada, sin más medios que los de su palabra y rodeado de 12 vulgares hombres egoístas, cobardes y casi analfabetos, ha realizado en solo 3 años de su vida pública, la revolución más grande de todos los siglos, que aún hoy perdura pujante a pesar de todos sus fallos.
Miguel Rivilla Sanmartin

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