Tiene Esopo una fábula muy acertada.
Un perro que llevaba en su boca un gran pedazo de carne se acercó a un río, y se vio reflejado en el agua.
Pensó que era otro perro, y como no se veía el trozo de carne que él llevaba en su boca pensó que el del otro perro era mayor, y soltó el suyo para apropiarse del otro.
Resultado: perdió el que tenía y no consiguió el otro, que era un reflejo del agua, y el suyo se lo llevó la corriente.
Muchos confunden la verdad con imágenes ilusorias.
Hay quienes presentan bonitas imágenes para engañar a la gente, pero que son pura ilusión.
Hay que saber distinguir la verdad de las apariencias.
Si esto es importante en las cosas materiales, mucho más importante lo es en las verdades religiosas.
Hay personas que piensan por su cuenta en contra del MAGISTERIO OFICIAL DE LA IGLESIA.
Se ilusionan con su propia luz, pero ésa no es la LUZ DE CRISTO.
Como si el Sábado Santo, en lugar de encender nuestra vela en el cirio pascual, sacamos un fósforo y encendemos nuestra vela. No es lo mismo. No sería la LUZ DE CRISTO, como canta el sacerdote que lleva el cirio pascual.
Cristo es la LUZ VERDADERA que ilumina el mundo.
Y la LUZ DE CRISTO la lleva la autoridad legítima de la Iglesia Católica.
Jorge Loring, S.I.
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