miércoles, 10 de marzo de 2010

LOS CASOS DE ABUSOS SEXUALES


Nota del Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, S.I. sobre los casos de abusos sexuales de menores en instituciones de entes eclesiásticos.


Desde hace algunos meses la gravísima cuestión de los abusos sexuales de menores en instituciones administradas por entes eclesiásticos y por parte de personas con responsabilidades en la Iglesia, en particular sacerdotes, ha afectado a la Iglesia y a la sociedad irlandesa. Recientemente el Santo Padre ha demostrado su preocupación, en particular con dos encuentros, primero con los más altos representantes del episcopado y después con todos los obispos ordinarios y prepara la publicación de una carta sobre el argumento para la Iglesia en Irlanda.

Pero en las últimas semanas el debate sobre los abusos sexuales de menores está tocando a la Iglesia en algunos países de Europa central (Alemania, Austria, Holanda). Sobre este dato hacemos algunas consideraciones.

Las principales instituciones eclesiásticas afectadas (la Provincia de los jesuitas alemanes, la primera afectada por el caso del Colegio Canisius en Berlín, la Conferencia episcopal alemana, la Conferencia episcopal austriaca, la Conferencia episcopal holandesa..) han afrontado la manifestación del problema con puntualidad y decisión. Han dado prueba de voluntad y transparencia, de alguna manera han acelerado la expresión del problema, invitando a las víctimas a hablar cuando se trataba de casos sucedidos hace tiempo, De esa forma han abordado las cuestiones "con el pie derecho", porque el punto de partida correcto es el reconocimiento de lo que ha sucedido y la preocupación por las víctimas y las consecuencias de los actos perpetrados contra ellas. Además, han tenido en consideración las "Directivas" ya existentes o han previsto nuevas indicaciones operativas para poner a punto la estrategia de prevención encaminada a que en el futuro no se repitan esos hechos gravísimos.

Esos hechos llevan a la Iglesia a elaborar las respuestas apropiadas y se insertan en un contexto y una problemática más amplia que atañe a la tutela de los niños y de los jóvenes de los abusos sexuales en la sociedad. Ciertamente, los errores cometidos en las instituciones y por los responsables eclesiales son particularmente reprobables, dada la responsabilidad educativa y moral de la Iglesia. Pero todas las personas objetivas e informadas saben que la cuestión es mucho más amplia y centrar las acusaciones sólo en la Iglesia lleva a distorsionar la perspectiva. Solo por poner un ejemplo, los últimos datos facilitados por las autoridades competentes de Austria indican que en el mismo período de tiempo los casos acertados en instituciones vinculadas a la Iglesia eran 17 mientras en otros ambientes eran 510. Es conveniente preocuparse también por ellos.

Con gran acierto en Alemania se contemplan ahora iniciativas promovidas por el Ministerio de la Familia, para convocar una "mesa redonda" de las diferentes realidades educativas y sociales que enfoque la cuestión con una perspectiva general y apropiada. La Iglesia, naturalmente, está dispuesta a participar y comprometerse. Probablemente su dolorosa experiencia será una contribución útil para los demás. Justamente la canciller, Angela Merkel ha reconocido la seriedad y el carácter constructivo del compromiso de la Iglesia en Alemania.

Para completar estas consideraciones, es necesario recordar que la Iglesia vive insertada en la sociedad civil y asume sus responsabilidades dentro de ella, pero también tiene un sistema jurídico distinto y específico, el "canónico", que corresponde a su naturaleza espiritual y sacramental, en el que por lo tanto, los procedimientos judiciales y penales son de naturaleza diferente (por ejemplo, no están previstas penas pecuniarias o de privación de la libertad, sino impedimentos de ejercicio del ministerio, privación de derechos en ámbito eclesiástico, etc.) . En el ámbito canónico el delito de abuso sexual de menores se ha considerado siempre uno de los más graves y las normas canónicas lo han reafirmado constantemente, en particular, la Carta "De delictis gravioribus" de 2001, a veces mencionada, de forma inapropiada, como causa de una "cultura del silencio". Aquellos que conocen y comprenden de lo que se trata, saben que ha sido una señal decisiva para recordad al episcopado la gravedad del problema y un impulso concreto para la elaboración de directrices operativas para afrontarlo.

En conclusión, si no se puede negar la gravedad de los afanes que la Iglesia atraviesa, no debemos renunciar a hacer todo lo posible para conseguir al final resultados positivos, para proteger mejor a los niños y jóvenes en la Iglesia y la sociedad y de purificación de la Iglesia misma.
Autor: P. Federico Lombardi, S.I.

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