martes, 2 de marzo de 2010

JUEGA CON ELLOS


Juega con tus hijos para volver a ser niña.

Jugar con un hijo, requiere de poner la inteligencia y la voluntad en esa tarea, en el momento que se debe. De lo contrario no resulta. Pero si estás decidida a hacerlo y sobre todo vivirlo, ni siquiera te fijarás en el espacio que tienes para hacerlo. Trata de que sea una rutina diaria, especialmente si eres mamá de un hijo único. Es el momento de poner tu creatividad a toda marcha. Si tu bebé tiene menos de tres años, si sólo tiene meses de nacido ¡Baila con él! Escoge música que puedas dedicarle y trasmitirle a través del calor de tu cuerpo. Cuando mi bebé tenía entre 6 meses y 2 años, siempre bailaba una canción que va así: lindo capullo de alelí, porque tu sabes que sin ti la vida es nada para mí…”. Y a medida que cantaba la canción, más me abrazaba. Esto hizo, que los lazos de amor que me unen con mi hija se hicieran más firmes. Le daba seguridad, y ella a mí alegría y buen humor para disfrutar mi labor de mamá a tiempo completo. ¡Me hacía niña con ella!

Juega con tus hijos para conocerlos.
Si quieres saber como son tus hijos desde muy pequeñitos, obsérvalos al hacer lo que a ellos más les gusta, ¡Jugar! Cada niño posee una individualidad particularísima y al jugar, expresan su propia forma de ser y lo que configurará las características de su personalidad. Puedes darte cuenta por ejemplo al jugar con tu hija de 4 años, si estará orientada a ser líder o seguidora. ¿Cómo? Observando la forma en que ella misma conduce sus juegos. Si te dice, mami, tu serás la bebé y yo la mama, ten la seguridad que estás ante una líder. Si por el contrario, necesita motivación para tomar acción, entonces notarás que deberás ir reforzando la confianza en sí misma. Esto lo puedes hacer simplemente indicándole que haga esto o aquello. Pensando en lo que es mejor para su desarrollo.Conocerás el temperamento de tus hijos, al por ejemplo, jugar con bloques y observar el empeño que ponen al terminar cada figura que comienzan. Hay algunos que son testarudos y no paran si no terminan. Esto es bueno, ya que indica que tendrás un hijo perseverante. Si por el contrario, se da por vencido demasiado pronto, tendrás un motivo para trabajar sobre su voluntad, al hacerlo juntos. ¡Y no lo dejes ir, sino hasta que termine!

Todo esto, sólo puede hacerse y sobre todo descubrirse al jugar con ellos. Los hábitos como el orden, pueden enseñarse y sembrarse en sus primeros tres años a través de los mismos juegos. Cada vez que se termina de jugar, es necesario recoger y dejar todo en su lugar. ¡Qué regalo más maravilloso damos, cuando enseñamos el orden a nuestros hijos a través del juego! ¡Cómo crecemos como seres humanos a través de esa entrega que no es para todos, fácil!

Juega con ellos y hazlos descubrir su potencialidad inmensa para aprender. A través de los juegos, estamos enseñando a nuestros hijos a ser sociables, a compartir, a dar amor, a controlar las emociones. El pequeño está sediento de información y estimulación:
-Fuerte.
-Clara.
-Distinta.
-Alegre e intensa
.

Inconfundible. (Puedes consultar la obra El desarrollo total del niño de Juan Valls Juliá para más conceptos como estos).

Al jugar con tus hijos estimulas fuertemente para la generosidad, ya que estás brindando tu atención y tu tiempo. Le perteneces a tu hijo en ese momento. Al dar instrucciones claras en los juegos, desarrollas su inteligencia y esto le lleva a desarrollar un sano autoconcepto de sí mismo. Se siente capaz.

Al jugar con tus hijos, pasas a ser un modelo de padre o madre diferente. El que hace una diferencia distinta en la vida de los mismos al dejar pasar el egoísmo y abrirse al amor en acciones concretas.

Al jugar alegre e intensamente, les estás enseñando lo que es disfrutar el don de la vida; lo que tiene de espectacular sentirse persona y sobre todo, le estás enseñando a sentirse feliz. Lo normal es que un niño a los tres años te exprese: mami, papi, ¡Soy feliz!

Juega con tus hijos, no te canses de hacerte niña de nuevo con ellos. Enséñales la alegría que se encuentra al volcarse en los otros. Dales seguridad a través de tus tratos y tus atenciones firmes e impregnadas de sentido del humor. Tal vez, ahora mismo no verás los resultados… pero dentro de diez años, la cosecha será abundante y buena. ¡Te lo aseguro!
Sheila Morataya-Fleishman

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