lunes, 29 de marzo de 2010

EL VAGABUNDO Y LA PERRA


Quiero que conozcan de un evento que cambió mi vida hace muchos años.

Es un recuerdo que me viene periódicamente, pero es uno de los más preciosos que mi esposa y yo compartimos. Estoy agradecido de que lo podamos recordar juntos. Es un recordatorio de que las cosas no son lo que parecen y que los ángeles vienen en distintos envoltorios.

Vivimos en College Station, Texas e íbamos de camino a casa desde Houston, Texas, alrededor del área de Weston Lakes un sábado o domingo en la mañana. Y cuando digo mañana, no hablo de 1:00 a 2:00 en la mañana. Estábamos en camino hacia casa y decidimos detenernos en una gasolinera para tomar café y comer algo ya que nos tomaría una buena hora y media llegar a nuestro destino.

Cuando acabamos, nos subimos a nuestro auto y antes de arrancarlo, observamos a un hombre de pie, fuera, frente al edificio. Uno podía darse cuenta de que era un desposeído. Su ropa estaba hecha andrajos y desgastada y parecía que él había entrado y comprado café o algo para mantenerse caliente ya que hace frío en esta parte del año. Debió haber tenido insuficiente dinero para comprarse algo de comer.

Eso no es algo que recuerdo muy bien, porque eso no fue lo que me conmovió.

Lo siguiente que recuerdo es una perra que caminó hacia el frente del edificio. Siendo un amante de los perros, noté que ella era parte loba y probablemente parte pastora alemán.

Supe que se trataba de una perra porque uno podía darse cuenta de que había estado amamantando cachorros. Necesitaba terriblemente algo que comer y me sentí mal por ella. Me di cuenta de que si no comía pronto, ella y tal vez sus cachorros perecerían.

Mi esposa y yo nos quedamos sentados y la miramos. Notamos que la gente le pasaba al lado y ni siquiera la acariciaban, como hace la mayor parte de la gente al pasarle al lado a un animal frente a una tienda. Puede que no haya estado tan bonita y limpia como la mayoría, pero aun merecía mejor suerte. Pero todavía no hicimos nada. Pero alguien lo hizo.

El hombre desposeído, que pensé que no podía comprarse nada para comer, regresó a la tienda. Y lo que hizo nos aguó los ojos a mi esposa y a mí. Había vuelto a la tienda y con el dinero que tenía, compró una lata de comida para perros y dio de comer a aquella perra.

Sé que esta historia no inspira tanto como muchas otras, pero juega un papel importante en nuestras vidas. Y a mucha gente se le olvida que algunos animales son padres también. Y tanto los animales como nosotros somos creación de Dios.

Sería una mejor historia si pudiese recordar todos los detalles, pero aun sin ellos, creo que todavía comunica el mensaje.

Se necesitó a un hombre desposeído para mostrarme lo que yo debí haber hecho. Él me hizo un hombre mejor ese día.
Chris

Compasión es algo que necesita estar en nuestro corazón. Compasión puede hacer la vida diferente para alguien.

Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los hebreos es éste. Éxodo 2:6.

Y Saúl dijo: Benditos seáis vosotros de Dios, que habéis tenido compasión de mí. 1 Samuel 23:1.

¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí, porque la mano de Dios me ha tocado! Job 19:21.

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