La Organización Europea de Investigación Nuclear hace su segundo intento de reproducir las condiciones en las que se produjo el famoso Big Bang que dio comienzo a la expansión del Universo.
El primer intento se produjo en 2008 y hubo que suspenderlo por un recalentamiento que si recuerdan Vds. incluso hizo pensar y decir a algunos que el experimento era de alto riesgo y que ni siquiera estábamos en condiciones de prever todas sus posibles consecuencias.
Explicado de la manera más sencilla imaginable y por un profano como soy yo, la teoría de Big Ban parte de la observación del hecho de que el universo está en continua expansión, una expansión que a su vez se constata de manera tanto deductiva a partir de modelos teóricos como el del matemático ruso Alexander Friedman o el del jesuita belga Georges Lemaitre, como inductiva a partir de la observación realizada por el astrónomo norteamericano Edwin Hubble de una galaxia que se alejaba continuamente de la nuestra. A partir de ellos, la teoría era relativamente fácil de establecer: si el universo se expandía, quería decir que en algún momento estuvo absolutamente concentrado. La gracia consistía en echar el reloj para atrás y determinar cual era el momento en el que el universo alcanzaba su masa mínima, semejante al núcleo de un átomo, produciéndose una gigantesca explosión, el Big Bang que daría origen al universo tal cual lo conocemos ahora. Precisamente reproducir las condiciones en las que se produjo esa explosión y lo que ocurrió en el segundo siguiente es lo que se intenta ahora.
Los resultados del experimento serán sin duda del máximo interés científico, y contribuirán a seguir expandiendo el saber humano hasta límites insospechados de los que el ser humano hará bien en sentirse orgulloso. Pero por lejos que llegue su conocimiento, y por mucho que se aproxime al principio de los tiempos, siempre habrá de reconocer que existe un momento anterior en el que lo sucedido permanece incognoscible. Y antes de éste otro y otro y otro...
El conocimiento es fútil. En realidad, no es otra cosa que un círculo, y la ignorancia no otra cosa que la circunferencia perimetral que le corresponde al mismo. Y de la misma manera que cuanto más extenso es el círculo más larga es su circunferencia, cuanto más extenso es el conocimiento más larga contemplamos también nuestra ignorancia. Cada respuesta que demos a una pregunta está fatalmente llamada a suscitar dos preguntas nuevas. Está en la naturaleza de las cosas. Salga como salga el experimento, no está de más que no lo olvidemos.
Luis Antequera
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