Estas fechas abarcaban y lo continúan haciendo desde el domingo antes del Miércoles de Ceniza hasta el primer domingo de Cuaresma.
Por más que uno inquiera - a no ser que se sepa latín - no es fácil averiguar el origen de la palabra carnaval. Lo cierto es que parece provenir de “carnem levare” que no es otra cosa sino la privación de alimentos, entre los cuales sobresale la carne.
De ahí viene “Carna vale”, es decir, adiós a la carne. Pero ahondando en significados, creo que la palabra más exacta para traducir la esencia de los carnavales es ésta: “Currus narvalis”. Este carro naval hacía un bello paseo romántico en barco con ruedas. Llevaba como pasajeros a hombres y mujeres con máscaras. Al son de la música bullanguera bailaban, cantaban sátiras contra todo y contra todos - sobre todo contra las autoridades. Y tal era la bondad y felicidad que inundaba a ellos y ellas que no cesaban de arrojar dulces a lo largo y ancho de su recorrido.
Calendario. No cabe duda de que estas fechas tenían y tienen su calendario propio. Abarcaban y lo continúan haciendo desde el domingo antes del Miércoles de Ceniza (este año cae el 25 de febrero) hasta el primer domingo de Cuaresma. Vulgarmente se le conoce como el domingo de piñata. Piñata es una olla o vasija que contiene dulces que se cuelgan en lo alto para romperla a golpes con los ojos vendados.
Cuando se estudia el carnaval hay que reconocer que lo que está en el fondo de todo ello son las fiestas primitivas del comienzo del año (primavera).
En la cultura romana y en todos los territorios dominados por el gran Imperio, el carnaval se centraba en torno a las fiestas Saturnales, es decir, fiestas en honor al dios Saturno y al dios del pan (fiestas Lupercales).
Durante ellas predominaba el desorden civil, no había unas medidas tan duras y estrictas contra los desenfrenos morales. En todos sitios había cantos satíricos. No se prohibía nada durante estos días. Todo estaba permitido. De ahí que arreciaran las críticas contra los poderes instituidos, como la autoridad, el poder y la religión.
Debido a muchos excesos, ha habido a lo largo de la historia países que los han prohibido por miedo a venganzas y por sobrepasarse en los ataques contra los poderes.
¿Qué se resalta en el carnaval?
Hay tres elementos comunes a todos los, carnavales en las ciudades y pueblos en que se celebran.
1) Culto al cuerpo. Esto n es de ahora. Cuando vemos los carnavales de Río de Janeiro (al que por cierto el gobierno ha donado 40 millones de preservativos los jóvenes), o los bellísimos de Santa Cruz de Tenerife o los famosos de Cádiz, la exaltación del cuerpo aparece como exorno fundamental. Y el origen radica en las fiestas romanas. Los soldados imperiales elegían al más guapo y lo proclamaban rey por un día. Las cosas han cambiado pero el fondo sigue siendo prácticamente el mismo.
2) El disfraz. Al adentrarse en el estudio de las fiestas, es curioso observar cómo todas ellas tienen un origen basado en lo religioso. El disfraz, antes, era una forma empleada para librarse de la influencia de los malos espíritus. Y una forma de lograr este objetivo, era colocarse la máscara para que no reconocieran a la verdadera persona. Otros dicen, al contrario, que era un modo de congratularse con los espíritus poniéndose en el rostro máscaras que, de algún modo, pudiesen imitarlos. Así se veían libres de sus maleficios y obtenían su benevolencia.
3) Lo grotesco. Este tercer elemento es, sin duda, el que más se exalta. Se trata de una auténtica locura en la bebida, comida, ruptura con todas las normas y costumbres y todo ello en una atmósfera en que la alegría se pasa en muchas ocasiones por efecto de lo que se bebe y se come. Son unas fechas en las que impera el libertinaje, días en los que muchos sienten la necesidad de hacer lo que en otros momentos no lo pueden llevar a cabo.
La ridiculez tiene su expresión plástica en los monigotes representativos de alguien a quien se insultan, se quema y provoca la risa entre todos los que viven los carnavales. Aparte de estos tres elementos comunes a todos los carnavales, hay que añadir la estética del colorido en los vestidos, carrozas, los concursos de belleza y otras muchas actividades que promueven las comparsas y chirigotas. Su preparación dura muchos meses.
Se están introduciendo ahora hasta en las mismas escuelas. Pienso que cuando el arte se mantiene en sus cánones, la moral en su sitio y el respeto, estas fiestas que preparan a una Cuaresma de penitencia y abstinencia como camino a la glorificación de Cristo en la Pascua, son bellas. Y todo lo que se bello, loable y bueno merece la pena que el pueblo lo cultive hasta el extremo. Un pueblo sin alegría sana, es un pueblo triste, decía Demócrito.
Autor: P. Felipe Santos
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