jueves, 4 de febrero de 2010

"NO DESCARTO HACER ALGÚN DÍA UNA PELÍCULA SOBRE LA VIRGEN"


MEL GIBSON, ACTOR Y DIRECTOR

Tiene 54 años, es alto y corpulento. Viste casual y habla bajo, casi sin vocalizar. Parece algo distraído, aunque él lo atribuye al jet lag. Mel Gibson emborrona casi frenéticamente un cuaderno mientras contesta a preguntas de todo tipo. Educado y serio, como suelen ser siempre los americanos en este tipo de encuentros con la prensa, sonríe y evita los temas polémicos. Ha pasado por Madrid, para presentar su último trabajo como actor, Al límite.

-¿Por qué ha estado ocho años retirado de la pantalla y vuelve con esta historia tan dura?
-Pues porque el guión me atrapó, eso lo primero, y segundo porque no he encontrado estos años un papel que me interesase. No ha sido un retiro, sino que me he dedicado más a la labor creativa, con La Pasión de Cristo y Apocalypto. Dirigir es lo que más me gusta.
-¿Por qué?
-Simplemente es hacer más. Tienes más responsabilidad, da más quebraderos de cabeza, es estresante. Trabajas más y ganas menos. Sin embargo, yo creo que uno se siente más realizado. Es más creativo. Es como ser el chef en lugar del huevo que utiliza el cocinero.
-Su personaje de Al límite vive en parte el sacrificio cristiano, pero también lo hemos visto en películas como Invictus o Gran Torino. ¿Qué cree de este concepto de sacrificio?
-El concepto cristiano es de autosacrificio... Se ha dicho que el mayor sacrificio es dar tu vida por otro. Recuerdo haberme dado cuenta de eso a una edad muy temprana, cuando leí en los periódicos la historia de un soldado que se había lanzado sobre una granada para salvar a sus compañeros de la trinchera. Y me parecía algo imposible, pero, a su vez, me removía. Creo que es el mejor final que puedes tener: dar tu vida por tus amigos, por otros. Y éste es un tema, una experiencia humana que se puede tratar en las películas.
-Se ha rumoreado que puede haber una continuación de La Pasión de Cristo o bien una secuela con la vida de la Virgen o sobre la Resurrección. ¿Tiene Mel Gibson algo que ver?
-Creo que otra persona está produciéndolo y dirigiéndolo, pero no sé en qué punto está.
-¿Y no ha pensado en hacer una secuela o segunda parte...?
-No, no lo he pensado, pero es una gran historia, desde luego. No lo descarto. Quizás más adelante empiece con eso.
-Como director católico, qué opinión le merecen dos temas de actualidad española: que las adolescentes de 16 a 18 puedan abortar sin el consentimiento de sus padres y que se quieran prohibir los crucifijos en los colegios públicos.
-¿Cómo se puede prohibir eso? ¿Eso no es un tipo de discriminación?
-Dígamelo usted.
-Me parece bastante extraño que sea así. No sé exactamente cómo es este tema. Opinar sobre la política de otro país sin conocerla en profundidad es peligroso. Cuando he hablado de estas cuestionas he acabado recibiendo un mazazo en la cabeza, por lo tanto prefiero no pronunciarme sobre esto.
-¿Y sobre el aborto tampoco?
-Bueno, tengo ocho hijos, ya se puede imaginar cuál es mi opinión sobre el aborto.
- Es innegable que usted suele ir a contracorriente. ¿Cree que Hollywood castiga o perdona o ningunea a los cineastas como Mel Gibson, que hacen lo que quieren?
-Habla de Hollywood como si fuera una cosa o un grupo de personas en concreto. Pero no es así, es un sitio plano con muchos edificios. Antiguamente los estudios estaban ahí pero ahí ya no se hace casi nada. Ahora hay carta blanca. Si tienes una buena idea y dinero, puedes hacer casi cualquier cosa. Es una cuestión de trayectoria, de la credibilidad que uno adquiere con el tiempo, por eso dicen que yo hago lo que quiero.
-¿Qué le queda por hacer en su carrera?
-Lo que tengo son retos y desafíos. Es bueno pensar que los tengo por delante y que me quedan por hacer aunque aún no sepa cuáles son. No sé siquiera si saldrán bien o no. En la vida o sales a flote o te hundes. Eso intento yo.
-Tiene en común con Clint Eastwood, Warren Beaty, Robert Redford el hecho de ser grandes actores que se han pasado a la dirección donde han hallado más reconocimiento. ¿A qué lo atribuye? ¿Es la de ustedes una progresión natural?
-Para mí lo ha sido, pero hay muchos grandes actores que no lo hacen. Yo no pensé que acabaría dirigiendo, pero una vez probado vi que me encantaba. Puedes ser menos autoindulgente, no piensas sólo en ti mismo, sino en la película entera.
-¿Cuáles cree que son las principales aportaciones que hace un director que antes ha sido actor al dirigir? ¿Qué es lo más importante?
-Lo más importante es la comunicación. Tienes que ser capaz de comunicar de forma muy clara y precisa qué es exactamente lo que quieres. De otro modo, ¿cómo pueden ayudarte? La comunicación es la habilidad más importante que necesita un director.
-Hablando de comunicación, su personaje en Al límite tiene mucha comunicación no verbal, ¿cómo lo trabajó?
-No todo está en el guión, no puedes contarlo todo. Muchas cosas tienen que quedar sugeridas, no mostradas, eso como actor te ayuda a crear el personaje. Y como espectador te ayuda a comprenderlo.
-Todas sus películas como director son históricas, la última, la que va a hacer de vikingos. ¿Encuentra en el pasado una buena vía de comunicación?
-Yo lo que quiero hacer es crear un mundo donde yo puedo realizar o contar una historia. Y la historia se repite y las historias se repiten dentro de la historia. Pero mi objetivo principal es contar una historia que cinematográficamente sea atrayente. Eso es lo más importante.
-Hemos hablado de su trabajo como actor y como director pero como productor, a través de Icon, ¿cómo se implica en cada proyecto?
-Yo veo todo lo que pasa por la productora. Pero hay muchas cosas en las que no tengo una participación muy directa. El director general y el consejero delegado sí que están al día y me van informando. No puedo estar metido en el día a día.
-¿Sobre la cuarta entrega de Mad Max puede contar algo?
-Cené con el director el otro día y charlamos. Es lo que puedo decir por ahora... (risas)
B.E. Casas y J.J. Martin/La Gaceta

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