miércoles, 3 de febrero de 2010

EL VASTO LEGADO DE LA "MADRE TERESA" BRASILEÑA


ZILDA ARNS MURIÓ EN EL TERREMOTO DE HAITÍ

Zilda Arns, cuatro veces candidata al Premio Nobel de la Paz, Primer Premio Rey de España a los Derechos Humanos, pediatra de vocación y católica de profunda fe, murió el 12 de enero de 2010 en Haití, aplastada por el edificio que se le derrumbó encima a causa del terrible terremoto que asoló este país. Murió entre aquellos junto a los que vivió, los más pobres de los pobres.

Puerto Príncipe, Haití. 12 de enero de 2010, martes, por la tarde. Una mujer se encuentra hablando con el Padre William Smarth, Director de la Escuela de Teología de Puerto Príncipe. Ha terminado de impartir una conferencia en el Centro Intercongregacional de Formación Religiosa de Haití. En ese momento, un fragmento del techo golpea en la cabeza al Padre Smarth. La mujer se dirige entonces a la escalera, justo en el momento en el que ésta se derrumba sepultándola para siempre. Era Zilda Arns Neumann, una pediatra brasileña. ¿Sólo una pediatra?

La Pastoral de la Niñez.
Nacida en 1934 en Forquilhinha, en el estado de Santa Catarina, estudió medicina licenciándose en 1959 con veinticinco años por la Universidad de Federal de Paraná. En el momento de su muerte era madre de cinco hijos y abuela de diez nietos. Durante más de veinte años ejerció la medicina profesional sobre todo en las áreas de atención primaria dentro de los servicios públicos de su país, hasta que en 1983 le llegó la propuesta de su vida: la Pastoral da Criança, o Pastoral de la Niñez en España.

La Pastoral de la Niñez nace como respuesta a una petición del Director Ejecutivo de UNICEF, Mr. James Grant, a la Iglesia Católica brasileña para que ésta colaborara en la instrucción a las madres sobre como preparar el suero casero. Sin embargo, de esta simple petición nació una obra mucho más ambiciosa, la atención y ayuda integral a los millones de familias pobres de Brasil, en especial a las mujeres embarazadas y madres primerizas, para que los graves problemas de la infancia fueran resueltos en el seno de estas mismas familias.

La multiplicación del conocimiento.
Así, partiendo de un sistema de trabajo basado en la difusión y multiplicación del conocimiento y la solidaridad entre extensas capas de la sociedad con menos recursos, y un trasfondo espiritual que une fe y vida a través de un continuo hacer presente a Dios en todas las tareas que se realizan y en todas las personas a las que se atiende, lo que la Doctora Arns calificaba como «llegar ahí abajito”, al fondo del corazón», la Pastoral de la Niñez fue consiguiendo poco a poco resultados espectaculares.

A través de acciones sencillas que pueden reproducirse fácilmente y difundirse de una familia a otra con gran eficacia, como son la difusión de la lactancia materna, la preparación del suero casero, la administración de vacunas, el control nutricional de los niños en su primera infancia y los cuidados durante el periodo prenatal, la Pastoral consiguió reducir en un cincuenta por ciento la mortalidad infantil en Brasil, así como los problemas derivados de la desnutrición.

Hoy en día la Pastoral de la Niñez acompaña cada mes a dos millones de mujeres embarazadas, un millón cuatrocientas mil familias pobres y otros tantos niños menores de seis años. Actúa en 4.060 municipios brasileños y cuenta con 270.000 voluntarios en todo el país. Por último, la Pastoral ha conseguido la movilización de muchos recursos públicos por parte de los diversos gobiernos brasileños e incluso ha llegado a influir y a orientar las políticas sociales de los mismos.

La vida interior de la Doctora Zilda Arns Neumann.
¿Pero quién era realmente Zilda Arns? Tras su muerte, se han sucedido sin pausa los testimonios sobre su vida y su obra, pero aún no se ha tenido tiempo de bucear en su intimidad. El teólogo brasileño Leonardo Boff describe su espiritualidad como «de amor a la humanidad que sufre, de esperanza en que siempre se puede hacer alguna cosa para salvar vidas y de fe en la fuerza de los débiles que se organizan». Boff, como acostumbra, no parece dejar lugar para Dios en esa definición de su vida interior. Y sin embargo es ella misma la que nos da las primeras pistas para reconocer esa vida espiritual suya. En su carta a todos los voluntarios de la Pastoral de la Niñez con motivo del XXV Aniversario de la misma, la Doctora da respuesta a la habitual pregunta de la prensa: ¿qué es lo que motiva a esta legión de miles de voluntarios?

«Es el amor», responde Arns. «El amor que nace cuando sus corazones fueron tocados por una profunda misericordia, y se dispusieron a practicar libremente el mandamiento mayor: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu inteligencia, y al tu prójimo como a ti mismo».

La compañía de Jesús resucitado.
Y a continuación habla directamente a los miles de voluntarios que participan en la Pastoral: «Yo percibo a los inquietos ante el desafío de defender y acompañar la vida. Oigo que dicen: “Quiero aprender más para poder enseñar mejor”. Estas personas saben que el secreto es compartir los conocimientos con las familias y comunidades, siempre acompañadas por la lluvia mansa de la solidaridad fraterna». Pero esto no es todo, no es suficiente. Falta aún algo que ni siquiera el teólogo Boff ha sido capaz de señalar: «A pesar de sentir una íntima satisfacción, muchos no perciben que con ellos camina Aquel, como lo hizo en Emaús, dándoles tanta fuerza. ¡Es un verdadero misterio

La compañía permanente del Señor resucitado. He aquí, como en tantos otros casos, el único secreto de la doctora Zilda Arns Neumann. Y el secreto de la fuerza que le permitió a ella y a miles de voluntarios «subir montes bajo un sol ardiente o bajo la lluvia, remar en ríos o junto al mar, atando las canoas y subiendo las escaleras de palafitos, atravesar pantanos hundiendo los pies en el lodo, lastimarse en caminos de piedra y espinos, mover enormes piedras y viajar a pie, a caballo, en bicicleta, en canoa o en barca sin medir sacrificios nunca»

La Pastoral de la Persona Mayor.
Londres, Reino Unido. 25 de enero de 2010. El escritor Martin Amis se despacha a gusto: para reducir el riesgo de una invasión de ancianos dementes y apestosos conviene instalar cabinas en todas las esquinas donde las personas mayores puedan tomarse un Martini letal. El problema de la vejez, por tanto, se resuelve mediante la eutanasia o el suicidio.

Pero desde 2004, la doctora que convirtió su vida en una entrega a la defensa y protección de toda vida pone en marcha un nuevo proyecto, la Pastoral da Pessoa Idosa, (Pastoral de la Persona Mayor) de nuevo por encargo de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil. Vivir con dignidad hasta la hora de la muerte natural y que la sociedad consiga este objetivo para todos y cada uno de los mayores se convirtió en su nuevo y último desafío. Apenas cinco años después, 137.000 personas mayores en Brasil son acompañadas sistemáticamente por más de 15.000 voluntarios. Quizás un día alguno de estos voluntarios acompañe también a Martin Amis.

De vuelta a Puerto Príncipe.
Esta mujer, propuesta para el Premio Nobel de la Paz por el Gobierno brasileño hasta en cuatro ocasiones, I Premio Rey de España de Derechos Humanos (2005); Objetivos de Desarrollo del Milenio (Gob.Brasileño y PNUD/ 2005), Derechos Humanos y Cultura de Paz (Unesco/ 2000), Premio Criança e Paz y Premio Maurice Pate (Unicef/ 1991 y 1993 respectivamente), entre otros muchos, acudió a Haití a requerimiento de la Conferencia de Religiosos de ese país para poner en marcha su proyecto de vida entre los más pobres de los pobres.

Previamente, la Pastoral de la Niñez se había implantado ya en África: Angola, Mozambique, Guinea-Bissau y Guinea Conakri; en Asia: Timor Oriental y Filipinas y en América Latina: Argentina, Bolivia, Colombia, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Por el momento, el Sistema de Información informatizado para registrar el acompañamiento y evaluación mensual de los esfuerzos realizados, solamente ha sido implantado en Colombia, Paraguay y Guinea-Bissau.

Y allí, entre los más pobres de los pobres, junto a los que había vivido, encontró también la muerte. Con ellos. Como ellos.
Alejandro Campoy/ReL

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