Con el fin de animar a todos a hacer el bien que se pueda en el ambiente en el que se vive y trabaja, aunque éste sea difícil, y a la vez a contribuir a alejar - si se puede - la tentación de desánimo, pesimismo, negatividad o acritud, que a alguno le puede venir ante las dificultades por las que atravesamos los creyentes en el mundo actual, presento este hermoso testimonio que tomo de la Agencia Fides, en el que se ve cómo hasta en un lugar tan poco favorable a la religión como es la China comunista y atea, los buenos católicos dejan huella. Creo sinceramente - aunque me puedo equivocar, claro está - que no se deja huella por lamentarse, amargarse o deprimirse, sino por rechazar dichas actitudes y, simplemente, vivir nuestra vocación, que es la del amor.
En la página web vaticana de Propaganda Fide, que recomiendo vivamente, leemos que un campesino católico ha sido elegido por los más importantes medios de comunicación nacionales chinos y por los votos expresados por internet en el elenco de los “10 personajes del 2009”, mientras que, de modo completamente distinto pero también ejemplarísimo, un estudiante universitario católico, muerto para salvar a un niño, ha sido indicado por las autoridades provinciales y municipales como modelo moral de valentía y entrega: son dos testimonios recientes y elocuentes de cómo hoy los católicos chinos son apreciados y reconocidos por la sociedad y por los medios de comunicación chinos en general.
Miremos el ejemplo del primero, que me parece impresionante: Wang Ping An (parece ser que Ping An significa “paz”, pero no deja de ser una coincidencia), campesino católico de 71 años y de condición modesta, desde hace más de 23 años se dedica a cuidar ancianos, niños abandonados, enfermos, abandonados, discapacitados, acogiendo cientos de personas en su casa. Ha acompañado 63 ancianos al final de su vida terrena, ocupándose de todo, incluso de su funeral. En el 2000 construyó una casa con 50 habitaciones sencillas, haciéndose dar un préstamo, para dar una casa a todos aquellos que no la tenían. Durante una peregrinación a Roma, en el 2007, que un benefactor le ofreció, participó a la audiencia general del Santo Padre: para él fue el más grande premio, la realización del sueño de su vida.
Ahora, después de la selección entre miles de personas, ha sido elegido como candidato entre los “10 personajes del 2009” que han conmovido toda China, desde la Comisión compuesta por los representantes de los más importantes medios de comunicación chinos como CCTV (China Central Television), Agencia Xin Hua y People Daily, y por los votos populares expresados online. La premiación se llevará a cabo para el Año nuevo chino y será transmitida en directa por la CCTV en la tarde. Pero él, en su simplicidad de campesino, ha repetido: “Jesús nos ha enseñado ‘cada vez que habéis hecho esto a uno de mis hermanos más pequeños, lo habéis hecho a mí’”.
Por su parte el joven universitario católico Juan Huang Chuan Ding, de 21 años, de la parroquia de Nan Guan en la diócesis de Bao Ji (provincia de Shaan Xi), murió el 27 de enero salvando un niño de 5 años que cayó en las aguas del río congelado. A su funeral, celebrado el 3 de febrero, participaron más de 3 mil fieles, incluidos los compañeros de universidad, las autoridades provinciales y municipales, quienes lo han recordado con conmoción. “Ejemplo para todos los ciudadanos de Bao Ji”, “universitario heroico, valiente, de gran perfil moral”, “el mejor universitario” son los títulos con los que las Autoridades lo han indicado oficialmente como modelo.
Si una buena parte del tiempo que pasamos criticando las cosas que van mal (sin negar el valor de la crítica) lo dedicásemos a hacer todo el bien que podamos, quizás algunas cosas irían mejor en el mundo.
Alberto Arroyo Mejía
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