El término posesión deriva del griego y significa ocupar mediante la presencia efectiva y real.
Según el diccionario, posesión es: "apoderarse del espíritu del hombre por otro espíritu que obra en él como un agente interno y unido a él". En el caso religioso, la posesión alude al dominio real y efectivo por parte de una entidad espiritual (generalmente maligna), sobre una persona y a veces grupos de personas que tienen autonomía indivisible, esto es un ser humano normal. El término fue empleado en la Edad Media para designar a las personas que estaban endemoniadas, es decir que tenían al demonio dentro de sí y necesitaba ser expulsado del cuerpo mediante "técnicas" supuestamente espirituales y que beneficiarían al poseído para librarse de tal entidad.
Todos sabemos quienes fueron los verdaderos demonios y cual fue su morada en aquellos tiempos, demás está decir que los inquisidores eran mas demonios que las pobres víctimas a las que querían robarles sus bienes y a las que tildaban de endemoniados. Pero si bien esto corresponde a una etapa oscura de la historia y de la iglesia de aquellos tiempos, no tendrá olvido y es conveniente muchas veces refrescar la memoria y leer sobre historia para ver con la claridad de la razón mas adulta de hoy en día de qué manera actuaron los demonios en esas etapas de la humanidad. Porque si hay algo de lo que podemos estar seguros es que demonios había, solo que en el bando que dominaba a palo y sangre y no en los acusados que eran pobres víctimas de una sociedad corrupta, enferma e ignorante, llegando a admitir acusaciones para preferir la muerte antes que seguir aguantando las torturas a las que los sometían.
Es dable recordar que en aquellas épocas, el ser humano vivía en una situación miserable, con pocas perspectivas de crear o hacer uso de su libre albedrío. Las fuerzas dominantes de la época, que mas tarde se trasladó a América, no tenían tampoco la libertad del pensamiento para obrar ni para acceder a mejores condiciones sino era por egoísmo, la maldad o la violencia hacia sus semejantes. Podríamos decir que el diablo estaba a sus anchas. Una sociedad represora, supersticiosa, malvada era la que gobernaba y esto lo trasladó al resto de la población. En una sociedad como esa, las personas no tenían ninguna válvula de escape, la diversión no existía como tal sino como pecado, en cualquiera de sus formas. Todo era pecado. Todo. De esta forma hubo quienes se aprovecharon de ello para robar, matar, expropiar y enriquecerse y enriquecer a otros que siempre están del lado del poder sin el más mínimo atisbo de culpa, puesto que estaban amparados por la legalidad que les daba "pertenecer" al grupo dominante que en nombre de Dios mataba al poseído y se quedaba con sus bienes. Una de las formas mas cruelmente ridículas para liberar al condenado de la posesión diabólica, consistía en meter a la persona que se creía poseída dentro de una bolsa de tela junto con unas piedras y arrojarlo a un lago; si sobrevivía era señal inequívoca que el diablo había actuado para salvarlo, y si moría en el fondo del lago, era señal que Dios lo había liberado de sus tormentos llevándoselo al cielo. Pero los bienes del pobre infeliz quedaban en poder de los señores inquisidores, a los cuales no les hacían ningún tipo de problemas para engrosar sus arcas, la cosa es que el poseído moría, de una forma u otra pero el cuento no lo contaba más. Además cualquiera podía estar poseído, era cuestión nomás de tener entreojos a alguien para que en poco tiempo la Santa Inquisición llegara con su pompa fúnebre a averiguar qué estaba pasando en el espíritu del acusado, o sea a contabilizar cuanto dinero había ganado y ver si compraba la salvación o directamente se lo expropiaban. Para bien de su alma, claro.
En una sociedad tan hipócrita, deleznable y satánica es lógico que las personalidades buscaran la manera de evadirse de los problemas buscando refugio en fuerzas contrarias o, en otros casos, alienándose y dejando el campo libre para que cualquier energía extraña disociara su personalidad, llegando a producirse increíbles casos de fenómenos extrasensoriales en su momento. También hubo casos en la historia en que la posesión por parte de un espíritu no ha sido diabólica, como por el ejemplo Juana de Arco que oyó la voz del Arcángel San Miguel convirtiéndose en su guía, pero aún así, a la pobre Juana de Arco le cayó encima la acusación de brujería. Hay muchos casos en los cuales las voces actúan a modo de guía, pero no todas las guías son buenas, los manicomios actuales están llenos de personas que dicen oír voces. Estas personas en algún momento comienzan a oír voces, y al tratar de evadirse de las mismas comienzan a ser atacadas por esas entidades. Por entidades se entiende lo que dijimos al comienzo. Si en la mente de la persona percipiente se manifiestan estos fenómenos, puesto que nadie puede oír las voces más que el sujeto percipiente, los mismos de por sí constituyen una realidad que mas allá de la comprobabilidad científica actúa de manera eficaz sobre la mente de la víctima, quien termina rindiéndose ante ese fenómeno que no conoce, no puede manejar y además nadie puede ayudarle, puesto que quienes la observan solo ven un comportamiento inusual y tampoco conocen ninguna cura que no sea dormirla o inyectarle drogas para calmarla. En casos así, bien puede actuar en conjunto la medicina psiquiatrita y la parapsicología, puesto que se complementarían para ayudar realmente a la persona. Es solo comenzar a respetar los enfoques que cada disciplina le da a determinados temas y tomar conciencia que el saber no recorre tan solo el camino de la razón y la lógica, muchas personas podrían ser salvadas a tiempo si se actuara sobre ellos de manera comprensiva y aceptando sus argumentos, es decir que aquello que experimenta en su interior constituye una realidad y como tal tendrá efectos sobre su personalidad, en su ámbito social y afectivo.
La sociedad actual cree encontrar en las explicaciones lógicas y racionales un paraguas protector ante cualquier hecho o fenómeno y busca seguridad en los conceptos, todo aquello que pueda explicar puede dominar, éste es el pensamiento ingenuo de quienes se protegen refugiándose en la ciencia a modo de talismán infalible. Pero deberían saber que la ciencia actual cada vez está más insegura, puesto que hay fenómenos cada vez mas frecuentes que no han sido abordados por el pensamiento científico nunca, y si lo han hecho no han tenido "explicaciones" satisfactorias más que temporales. Además el fenómeno de la posesión reporta hechos inexplicables como por ejemplo la levitación o la desaparición momentánea de objetos cercanos a la victima sin que medie ningún artilugio. En estos casos las explicaciones se convierten en balbuceos que cuanto mas intenta aclarar, más oscurece.Entonces, ciertos conceptos y técnicas de la antigüedad (no digamos las de la edad media que no tienen ninguna validez), son todavía eficaces para el tratamiento de esta enfermedad del alma, esta pérdida del libre accionar por parte de un individuo que se ve sometido a la acción de fuerzas incontrolables, paradójicamente escondidas en su interior. La sicopatología puede denominar como psicosis esquizofrénica a este fenómeno, pero de ninguna manera está haciendo ciencia al rotular y enfrascar al enfermo si no intenta salvarlo aún cuando deba aceptar que hay algo que está más allá de su alcance. Si en la edad media el diablo, al parecer dominaba a través de las creencias religiosas, hoy en día la ciencia está recorriendo el mismo triste camino y está adornándose con las joyas de la soberbia al creer que se las sabe todas, si en algunos sectores se reconoce su limitación y abre la puerta a otras posibilidades que provengan de la verdadera funcionalidad curativa, entonces todo puede ir mejor en el futuro, sino, estamos en la Edad Media.
El problema actual humano en cuanto a la posesión radica en el hecho de estar frente a crisis morales, institucionales, religiosas, sociales que llevan a una crisis interna donde el diálogo fluido a través de la familia y la seguridad afectiva ha quedado reducida a prácticamente nada y la búsqueda de excitación y logros económicos sin importar el valor fundamental que nos da la vida sigue actuando en todas partes.
¿Acaso no esta sucediendo lo mismo que en aquella época de la que hablábamos, el afán de enriquecimiento no llevo a cometer los crímenes mas horribles en esa época de la historia? Solo que en esta época las extorsiones son mas cuantiosas y no importa ya el individuo sino la totalidad de las sociedades, además todo se ha sofisticado un poquitín mas.
Ante un panorama tan desolador, el individuo buscará de alguna manera escapar de una realidad abusiva y entregar su libertad interior a las nuevas formas de posesión, (no tan nuevas, en la edad media ya existían), las drogas estupefacientes, sectas prometedoras y nuevas religiones, las cuales tendrán que recorrer un largo camino y demostrar su validez para desbancar a las otras que por nada del mundo quieren entregar su trono y todavía intentan salvar a través del miedo y el terror, la culpa y la confiscación de su seguridad espiritual.
En la actualidad, los casos de posesión están siendo cada vez más frecuentes y también son más frecuentes los encuentros con lo inexplicable, sea del tipo ovni como espirituales o fantasmales. Hoy en día han reverdecido las técnicas de la antigüedad para tratar los casos de posesión y obsesión. La ciencia a través del tiempo no ha podido ofrecer la seguridad que a principios del siglo XX prometía, muy por el contrario se ha visto ahora enfrentada a problemas cada vez más complejos con los cuales no puede enfrentarse porque no tiene herramientas ni armas con las que contrarrestar.
El ser humano ha ido evolucionando y al hacerlo ha ido incrementando capacidades que antes se encontraban aletargadas, esto también merece ser visto y abordado por todas las formas del conocimiento no solo por una que no podrá con todo, y buscar a través de la unión la forma correcta de vivir, la forma correcta de viajar en este vehículo llamado tierra a través del espacio que nos rebela casi de manera implacable su dominio y al que jamás podremos dominar sino tan solo complementarnos para sacar un mejor partido si queremos que realmente nuestra existencia valga la pena.
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