lunes, 14 de diciembre de 2009

NAVIDAD


Hola
Se viene la Navidad y muchas familias ya están pensando en ese momento y haciendo todos los preparativos. Muchos apartan alguna suma de dinero para los regalos y los gastos que conlleva este evento.

Una vez Jesús contó una parábola sobre una persona que le fue muy bien en los negocios y se preguntó qué hacer con tanto dinero (Parábola del rico insensato):

Lucas 12.16-21
Las tierras de un hombre muy rico habían dado una gran cosecha. Era tanto lo que se había recogido, que el rico no sabía dónde guardar los granos. Pero después de pensarlo dijo: "Ya sé lo que haré. Destruiré mis viejos graneros y mandaré a construir unos mucho más grandes. Allí guardaré lo que he cosechado y todo lo que tengo. Después me diré: ¡Ya tienes suficiente para vivir muchos años! ¡Come, bebe, diviértete y disfruta de la vida lo más que puedas!"

Esta persona se afanó por acumular lo que había ganado para descansar el resto de su vida. Pero vinieron a pedirle su alma, y lo que había acumulado lo disfrutaron otros.

Jesús nos enseña que "Así les pasa a todos los que amontonan riquezas para sí mismos. Creen que son ricos, pero ante Dios en realidad son pobres" (12.21) y también dijo: No vivan siempre deseando tener más y más! No por ser dueños de muchas cosas se vive una vida larga y feliz". (12.15)

Demasiadas personas no viven el hoy porque están preocupados en ganar más dinero el día de mañana. Al hacerlo descuidan muchas cosas importantes, como por ejemplo la familia. La avaricia no se mide por lo que cuestan las cosas, se mide por lo que te cuesta a ti.

Dios nos puso en la tierra para ser mayordomos, no dueños. Somos administradores, no propietarios. Este hombre no tuvo en cuenta que lo que poseía no era de él, sino de Dios. Fíjate que el Señor no cuestionó su riqueza, sino su actitud de arrogancia: "Voy a hacer... derribaré... almacenaré".

El hombre rico se hizo la pregunta equivocada: "¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha". (12.17). La pregunta acertada es: "Dios, ¿dónde quieres que almacene mi cosecha?"

Estoy seguro que este año Dios te bendijo en algo. Tal vez no en lo material, pero seguro en lo espiritual, en lo familiar, en alguna área de tu vida Él se mostró como Proveedor a lo largo de este año. Dios permitió que sea grande tu cosecha.

Y en estos días llega el momento de recordar su nacimiento, que representa el mejor regalo que ha recibido la humanidad. En esta época tal vez Él desea que le preguntes: "Dios, ¿dónde quieres que almacene mi cosecha?"

Dios amó al mundo de tal manera, que dio a Su único hijo. Y tú ¿qué estás dispuesto a dar en esta Navidad?

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