viernes, 11 de diciembre de 2009

LA VIDA EXTRATERRESTRE ES POSIBLE, PERO NO PROBABLE - DICE CARREIRA, ASTROFÍSICO


ES JESUITA Y CONSULTOR DE LA NASA

El jesuita Manuel Carreira, más allá de sus estudios de filosofía y teología, es doctor en Físicas y miembro del Observatorio Astronómico Vaticano. También ha colaborado en proyectos con la NASA. Ciencia y fe son sus ámbitos naturales de trabajo y cree que el avance de la primera no resta espacio a la segunda. «Ningún experimento puede demostrar si existe Dios».

-“¿Ciencia y fe son opuestas?”
Son dos maneras de conocer aspectos distintos de la realidad, que no puede estudiarse desde un único punto de vista y con una sola metodología. La ciencia es el estudio de la actividad de la materia, que debe ser comprobable y puede expresarse con cálculos matemáticos. La fe estudia todos los aspectos que no pueden comprobarse en un laboratorio ni ponerse en una ecuación, pero que conciernen nuestros intereses.

-“¿Resta una espacio a la otra?”
El avance de la ciencia puede pensarse, equivocadamente, que resta espacio al ámbito religioso. Sería verdad en mitologías en que se atribuían los fenómenos naturales a dioses, pero no puede mermar la necesidad lógica de encontrar sentido a nuestra vida.

-Sin embargo, Galileo, que hace 400 años inició las astronomía moderna, fue condenado por la Iglesia
Galileo creía equivocadamente tener una prueba científica del movimiento de la Tierra e insistía en que debía cambiarse la interpretación de la Biblia que habla de que el Sol se mueve. Y recibió su condena: estar en su casa y decir unas oraciones. Murió con bendición papal y nunca fue torturado, ni encarcelado, ni excomulgado, como se dice. Galileo tenía mejor idea del contenido de la Biblia y sus adversarios, mejor criterio científico: La Biblia no enseña ciencia y la ciencia exige comprobaciones experimentales. Hoy conocemos esos límites.

-“¿Qué papel juega Dios en el mundo de la ciencia?”
La ciencia no habla de Dios y ningún experimento puede demostrar que existe o no. De la misma manera, ninguna teoría científica puede introducir la libertad humana o la actitud psicológica de quien hace un experimento.

-“¿Cómo pueden defenderse la teoría del Big Bang y la Creación?”
Mucha gente lee el primer capítulo del Génesis sin prestar atención al segundo y son incompatibles si se toman como descripción histórica, porque son parábolas. Para la enseñanza bíblica no importa cómo comenzó el Universo. En cambio para la ciencia, es lo que puede deducirse de datos experimentales, que no dicen nada de la filosofía de la existencia humana. Pero el aceptar que el Universo observable no es eterno, que tuvo un comienzo por proceso científico, me lleva a la conclusión de admitir un acto de creación.

-“¿Cuál es el límite de la ciencia?”
El límite de la ciencia no limita su afán de conocer, sino su aplicación a la realidad. La ética no deja de ser importante porque una nueva técnica sea posible. Es posible envenenar un río, pero no es aceptable éticamente. Lo mismo debe decirse de cualquier otro proceso que es factible, pero dañino.

-“¿Qué opina de las células madre?”
La Iglesia defiende la dignidad de la persona, que nunca puede rebajarse al nivel de una cobaya de laboratorio. Como se condenaron los experimentos de los nazis, lo mismo debe decirse de experimentar con embriones. Hágase sobre células extraídas de un adulto o de un cordón umbilical.

-Ha realizado varios trabajos para la Nasa, ¿en qué consistieron?”
Trabajé en proyectos financiados por la Nasa en Washington y en Cleveland. En un caso construí un detector de radiación de alta energía para un satélite artificial; en el otro, un sistema de dirección de aeronaves con fibras ópticas en lugar de cables eléctricos.

-“¿Es posible la vida extraterrestre?”
Todo lo que no es contradictorio es posible, pero no tiene por qué ser probable. Es posible pues la materia es la misma en todo el Universo y actúa según las mismas leyes, pero el cálculo de la probabilidad es totalmente pesimista.

-“¿Cuál es el trabajo del Observatorio Vaticano?”
Tiene un telescopio moderno en Arizona, compartido con la Universidad, y el grupo de jesuitas (seis, más varios adjuntos) tiene diversos intereses, desde Astronomía teórica hasta el estudio de meteoritos, frecuentemente en colaboración con astrónomos.
Cristina Arias/El Progreso

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