miércoles, 23 de diciembre de 2009

LA NOTICIA MÁS IMPORTANTE DEL AÑO


Es una bendición. Sentir la cercanía de la Navidad en familia.

Es una bendición. Sentir la cercanía de la Navidad me refiero. Respirar el frío y envolver los regalos con papel de seda y celofán, o ese otro más normal que venden en cualquier quiosco. Y guardarlos en el corazón o detrás de los sillones, cada uno con su etiqueta donde está escrito el destinatario. Y en los chinos comprar las figuras del belén que han salido rotas de la bolsa, y una nueva estrella cuya estela te deja purpurina en el rostro y en las caricias de las manos. Bueno, bueno, y esos lazos dorados y rojos, y esos pliegos de estraza donde está pintado el musgo y unas amapolas minuciosas. Sin olvidarnos de las travesuras con la nieve de corcho, y los brillos de ese río de plata que discurre entre piedras carmesí y unas montañas de libros que no se ven, pero que están y sostienen todo el entramado de ilusión y piedad. Bendito es el fruto de tu vientre. Y el ángel de la puerta de casa, con su espumillón y sus cabellos de lana. Y las felicitaciones navideñas, que escribimos de madrugada, dibujando en los sobres campanillas, estrellas, abetos y pesebres. Santa María, Madre de Dios. Conmueve esta cercanía de familia, a pesar de los exámenes y de esos esquemas formidables que hay que aprenderse de memoria para salvar el bachillerato. Desde luego la noticia se las trae y relega a todas las demás... O no. Puede que más que relegarlas les dé al resto de los acontecimientos su verdadera dimensión, su entidad y redención. Es, o debería ser, noticia de portada. Prime time, urgente valorar la nueva situación. Entrevistas sobre el terreno, editoriales, conexiones en directo, suplementos. ¿Qué pasa? ¿A qué viene tanta excitación? Dios va a nacer. El que nos mantiene en el ser. Ese mismo. Pero elige la pobreza. No hay sitio para él. Y en las afueras de Belén prepara José Su trono de paja. Falta ya muy poco. María respira hondo y reza. "Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte". En su seno espera Dios el momento de entregarnos Su vida.
Autor: Guillermo Urbizu

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