Se apareció en una de nuestras reuniones toda golpeada pidiendo ayuda.
Descubrí que era lesbiana e inclusive me enteré quien era su pareja y hasta donde vivía. Lo lógico era ayudarla, sacarla de esa casa con todas sus cosas y llevarla a un lugar seguro. Pero tenía que tener su permiso para hacerlo… nada se puede hacer si la persona no lo aprueba.
Me dio la aprobación y con un grupo de hermanos fuimos al rescate luego de haberla ayudado en su recuperación y la curación de sus heridas. Lo hicimos de noche y a cierta hora en que se suponía que no estaba su “golpeadora” pareja.
Esta fue alertada por celular de que nos la estábamos llevando y corrió en su moto, y con ayuda de algunos familiares y amigos – también homosexuales – nos impedían salir del sitio, nos amenazaban por una parte y trataban de convencerla a ella por otra para que se quedara.
Luego de mucho esfuerzo logramos sacarla y la llevamos al lugar que le habíamos conseguido fuera de la ciudad, donde podría estar, hasta que ella decida otro sitio a su gusto donde quedarse, total no era una chica indigente y podía sobrevivir de su trabajo… la ayuda inmediata era la importante.
Conversé largamente con ella y me dijo que ya no deseaba esa vida y prometió cambiar. Yo le ofrecí toda la ayuda espiritual a través del grupo de oración y que conociera gente diferente, para que cambie su mundo pecaminoso y peligroso en el que estaba viviendo.
Camino al refugio momentáneo, no nos percatamos que la pareja nos había seguido en su moto a una distancia prudencial para no ser vista. Esa noche no había problema que se aparezca porque estaba protegida en el lugar por vigilantes, pero... ella ya sabía del lugar.
Al día siguiente se apareció haciéndose pasar por un familiar, pero no la dejó entrar el vigilante que tenía órdenes de que nadie entrara. Este me avisó por celular y volé al lugar… la pareja se había quedado fuera haciendo la guardia. ¿Qué podía hacer… estaba en la calle? Tampoco podía quedarme todo el día y la noche cuidándola… ahora dependía de ella… solamente de ella.
Le advertí sobre como estaba la situación y que no saliera para nada, a menos que lo hiciera con uno de nosotros. Me fui a hacer mis diligencias y regresé en la tarde… ya no estaba… había regresado con todas sus cosas a la casa de la pareja que la maltrataba… ella había abierto las puertas al mal nuevamente. Me enteré después por amistades mutuas que a ella le gustaba que le pegaran… sobre todo en sus momentos íntimos de pareja.
¿Por qué entonces pidió ayuda? Parece que a la otra se le pasó la mano con las caricias masoquistas… o nos quiso usar para incomodar a la golpeadora… o porque extrañaba el verdadero cariño. Sólo Dios sabe lo que estará pasando por la mente de esa pobre criatura, que según me cuentan, está hecha un cadáver.
Yo pensaba que estaba en el norte, donde tiene su casa y parte de su familia que aún vive, pero me acabo de enterar que está en la capital viviendo con la pareja. Llamé a su casa del norte para saludarla por su cumpleaños, y telefónica me contestó que el número ya no existía. La llamé a su celular y luego de varios intentos durante el día logré comunicarme. Lo único que me dijo fue: “Por favor recen por mí”.
¿Libertad es sinónimo de libertinaje? No. ¿Se puede salir de esa vida? Si. Se puede salir porque uno es el que decide, pero si te dominan pasiones demoníacas, sólo Dios te puede ayudar… siempre en cuando lo desees de corazón. Es increíble que hijos de Dios prefieran dejar a Dios de lado para vivir peor que animales.
José Miguel Pajares Clausen
19 de Noviembre 2009
19 de Noviembre 2009
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