domingo, 22 de noviembre de 2009

ANTE EL MISMÍSIMO PAPA

El actor y sex symbol Raoul Bova se llevó grandes aclamaciones en la Capilla Sixtina.

Ha interpretado a San Francisco de Asís o a un caballero con el alma poseída por el diablo, y ha tenido un papel en «Alien vs Predator»: aunque despierta pasiones, ha querido huir del permanente rol de «guapo». Casado y con tres hijos, no quiso perderse la convocatoria de Benedicto XVI a los artistas.

Hasta 260 artistas se reunieron con Benedicto XVI este sábado, con algunos nombres muy familiares para el público español, como el maestro de la música del cine Ennio Morricone, los cantantes Richard Cocciante y Andrea Bocelli, directores como Franco Zeffirelli, actrices como Irene Papas o Monica Guerritore, o actores como Franco Nero, Terence Hill (que formara la genial pareja cómica de brutos junto a Bud Spencer) y el que, según los medios italianos, más entusiasmo despertó: Raoul Bova, «muy bien acogido», dice La Repubblica, y aclamado entre voces y coros de aprobación.

Bova, romano de 39 años, prometedora estrella de la natación italiana, se hizo célebre sin embargo en su país con sus primeros papeles televisivos, que le ganaron fama de sex-symbol. Huyendo de ese papel encasillado se fue a Estados Unidos, donde ha desarrollado buena parte de su carrera. Tras un noviazgo con la actriz Romina Mondello, a quien conoció durante el rodaje de la serie La Piovra, y después de que se le atribuyesen diversos romances (incluido uno con Sharon Stone), en el año 2000 se casó con Chiara Giordano: «Fue la primera mujer que me trató como hombre, y no como actor», confesaría después. Ambos tienen tres hijos, Alejandro, León y Francisco.

Y no es casualidad el nombre de este último. Raoul Bova interpretó a San Francisco de Asís para una serie de televisión, y ese papel le marcó. Perdió 14 kilos para adaptarse al personaje, y compartió vida en un convento para conocer mejor el estilo de vida de los frailes. Ya un convencido creyente antes de ponerse en la piel del santo, la experiencia fue un antes y un después para él.

Tras escuchar el discurso de Benedicto XVI, donde elogió el trabajo de los artistas para llevar el hombre a Dios, Bova declaró que aceptaba feliz y conscientemente «la responsabilidad de un trabajo de búsqueda en paralelo con la fe». Eso lo dijo ante los medios y no conquistó tantas ovaciones como su presencia en la Capilla Sixtina, pero sin duda refleja el espíritu que quiso transmitir el Papa a los artistas.
E.R./ReL

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