Estaban el hijo con su anciano padre sentados en una banca del parque.
El hijo muy despreocupado leyendo el diario, y al lado el anciano padre distraído observando la naturaleza. Era una de esas situaciones en que el hijo saca a pasear al viejo para que tome aire, como quien saca a su perro para que orine.
Se notaba claramente en la actitud del hijo que lo hacía porque no le quedaba otra cosa que hacerlo, y era más que seguro que en ese momento pensaba: ¡Qué molestia sacar al viejo!
En un momento, el anciano padre le pregunta:
-“¿Qué es eso?”
El hijo mira y responde:
-“Es un gorrión”
Pasa un momento y el viejo repite:
-“¿Qué es eso?”
El hijo:
-“¡Te he dicho que es un gorrión!”
Pasó otro momento y el padre pregunta nuevamente:
-“¿Qué es eso?”
El hijo responde cada vez más molesto:
-“¿NO ME HAS ESCUCHADO? ¡TE HE DICHO QUE ES UN GORRIÓN!"
Y así dos o tres veces más se repitió la escena:
-“¿Qué es eso?”
-“¡UN GORRIÓN! ¿NO ENTIENDES?”
El padre se levantó muy tranquilamente y el hijo le preguntó:
-“¿A dónde vas?”
El anciano padre sin responder verbalmente sólo hizo un gesto con la mano como diciéndole:
-“Espera un momento”
Al rato regresó con un pequeño diario en sus manos, lo abrió y le dijo a su hijo:
-“Lee… en voz alta”
El hijo empezó a leer…
-“Mi hijo acaba de cumplir tres años, lo llevé al parque y mientras ahí estábamos apareció un gorrión… mi hijo me preguntó: Papá ¿qué es eso?, yo lo abracé y le respondí: un gorrión. Me preguntó más de 20 veces lo mismo y cada vez que lo hacía yo lo abrazaba y le decía: es un gorrión…”
El hijo sin poder contener sus lágrimas y sin poder hablar, abrazó a su padre por tanto tiempo que sobrepasaron los 20 abrazos que él le dio cuando era pequeño…
Autor desconocido
Reflexión:
Los hijos olvidan muchas veces los que los padres han hecho por ellos… los padres nunca olvidan lo que han hecho por sus hijos. Así y todo, con maltratos, ausencias, abandonos físicos y morales, los padres los siguen calladamente amando… pocos son los padres que les sacan en cara lo que hicieron por ellos: las malas noches cuando enfremaban, el conseguir urgentemente para darles de comer, comprarles ropa, pagarles el colegio, útiles, uniformes, caprichos, etc.
Los hijos nunca sabrán las veces que dejaron de comer para que ellos coman, las veces que tuvieron que vender o empeñar algo, que para ellos era valioso, con tal que a sus hijos nada les falte.
§ ¿Hace cuánto que no haces felices a tus padres? Un regalito, una comidita, nada muy grande. Los padres se conforman con pequeñas cosas.
§ ¿Sabes cómo duermen tus padres? Es posible que su colchón ya no sirva para nada y los pobres duermen todos torcidos, mientras que a ti no te gustaría salir de la cama. Dicen que los ancianos duermen poco… ¿no será que prefieren estar de pie que echados?
§ ¿Has visto sus zapatos? A esa edad los pies se deforman… es posible que necesiten ortopédicos pero callan por no molestarte.
§ ¿Y su ropa? Tienen con qué abrigarse.
Has un pequeño inventario sobre las cosas que a ti te agradan y fíjate si a ellos también les gustaría tener... poque ellos nunca te van a pedir nada.
Recuerda que algún día tú también serás padre y que la vida da muchas vueltas. Pero no des por obligación… da porque los amas…. como Dios da. ¡El que da… recibe!
Mis hijos, gracias a Dios, cada uno a su modo y dentro de sus posibilidades, me hacen feliz… no me puedo quejar.
José Miguel Pajares Clausen
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