EL MENSAJE ES QUE «LO SANTO VENCE»
La fiesta de Halloween no es tan inocente como disfrazarse de bruja y llevar calabazas iluminadas con inquietantes formas de caras. Así, al menos, lo ven las iglesias cristianas. Pero han surgido iniciativas diferentes como Holywins, para testimoniar la fe y esperanza cristianas ante la muerte en la víspera de la fiesta de Todos los Santos.
La costumbre, importada de Estados Unidos vía Hollywood con películas que cosecharon un gran éxito en los años 80 como "La noche de Halloween, de John Carpenter", entró con fuerza en España hace varios años y se celebra en la noche del próximo sábado. Las tiendas de disfraces y de «todo a 100» están haciendo su agosto desde hace varios días, con las estanterías de sus establecimientos repletas de trajes de zombies, vampiros, fantasmas, druidas, esqueletos, diablos y hasta seres extraterrestres.
Ocultismo y anticristianismo.
Y, ¿qué hay de malo en una simple fiesta para pasárselo bien? «Que tiene un trasfondo de ocultismo y de anticristianismo», señala Joan María Canals, director del secretariado de la comisión episcopal de liturgia de la Conferencia Episcopal Española (CEE). El sacerdote es tajante al respecto: «Los padres deben ser conscientes y encauzar el sentido de fiesta hacia lo bueno y la belleza, en vez de hacia el terror, el miedo y la misma muerte».
Pero, además, Halloween ha supuesto el rescate de una fiesta pagana que celebraban los celtas antes de ser evangelizados. Es la fiesta de la muerte y el terror en la víspera, precisamente, de la festividad católica de Todos los Santos (1 de noviembre) y de los Fieles Difuntos (2 de noviembre), instituida por san Odilón, monje benedictino y quinto abad de Cluny, en el año 998.
Pero la fascinación por el ocultismo atrapa a jóvenes y adolescentes, que se suman a esta fiesta. Ante ello, numerosas asociaciones cristianas han decidido ofrecer sus alternativas. Una de ellas ha surgido en la diócesis de Alcalá de Henares, que la Comunidad de Emmanuel dirigirá a partir de las diez de la noche del próximo sábado. Música, adoración eucarística y baile en «clave cristiana» tratarán de llenar la plaza de los Santos niños y la catedral de la diócesis madrileña.
Ángeles y demonios.
Al otro lado del Atlántico, en Santiago de Chile, en la noche del 31 de octubre se celebra la «Fiesta de la Primavera». Nada de monstruos, fantasmas y brujas: todos los disfraces que llevan los niños y jóvenes son de ángeles, princesas y hasta de santos. «La demanda ha ido cambiando en los últimos diez años. Antes, los clientes sólo pedían trajes de terror. Ahora llevan de damas antiguas, reinas, cenicientas y ángeles», ha afirmado la encargada de una de las cadenas de tiendas más importante de la capital chilena. «El objetivo de esta fiesta - han señalado sus promotores - es cambiar la muerte y la oscuridad por la vida; el terror y el miedo por la alegría, y la violencia por la paz».
En París nació la iniciativa de «Holywins», que juega con las palabras «holy» («santo») y «wins» («ganar»). Algo así como «lo santo gana». La propia archidiócesis organiza desde hace varios años la campaña, a la que acuden miles de niños y jóvenes todos los 31 de octubre. «En una sociedad que elude la cuestión de la muerte, la fiesta de Haloween tiene el “mérito” de que nos interroguemos sobre este tema, pero sólo hace referencia a los rituales morbosos y macabros», afirman sus organizadores. Por eso, «los jóvenes de París quieren aprovechar la ocasión de la fiesta de Halloween para testimoniar su fe y su esperanza cristiana ante la muerte en la vigilia de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos». Eso sí, sin cuernos ni tridentes ni kilos de siniestro maquillaje...
Su origen.
-Halloween significa «Al hallow´s eve», es decir; «víspera de todos los santos», ya que se refiere a la noche del 31 de octubre. Sin embargo, ha robado su sentido religioso para celebrar la noche del terror y de las brujas.
-La celebración de Halloween se inició con los celtas. Entre ellos habitaban los druidas, sacerdotes paganos adoradores de los árboles, especialmente del roble.
-Una antigua leyenda irlandesa narra que la calabaza iluminada sería la cara de un tal Jack O´Lantern que, en la noche de Todos los Santos, invitó al diablo a beber en su casa, fingiéndose un buen cristiano.
Álex Navajas/La Razón
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