jueves, 20 de agosto de 2009

JUEGO DE NIÑOS


Después que una tormenta sorpresa cubriera de nieve el Medio Oriente, una foto del periódico mostró a cuatro hombres armados sonriendo mientras construían un muñeco de nieve fuera de las maltrechas murallas de un cuartel general militar.

El clima invernal también hizo que se cancelara una protesta y se retrasara un debate sobre asuntos parlamentarios de mucha importancia. Se vieron jugando en la nieve hombres con túnicas largas y mujeres con vestidos negros tradicionales y pañuelos en la cabeza. Hay algo en la nieve que saca el niño que hay en todos nosotros.

Y hay algo en el evangelio que nos llama a abandonar nuestras profundas hostilidades y sentimientos de importancia propia en favor de una humildad y una fe infantiles.

Cuando a Jesús le preguntaron: “¿Quién es, entonces, el mayor en el reino de los cielos?” (Mateo 18:1), llamó a un niño pequeño para que se le acercara y dijo: Si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos (v.3).

Se ha dicho que la edad disminuye nuestra imaginación, esperanzas y posibilidades. Mientras más envejecemos, más fácilmente decimos: Eso nunca podría suceder. Pero en la mente de un niño, Dios puede hacer cualquier cosa. Una fe infantil maravillada y con confianza en Dios abre la puerta del reino de los cielos.

La fe brilla más en un corazón que es como el de un niño.

si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. -Mateo 18:3

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