miércoles, 26 de agosto de 2009

EL VALOR DE UNA ORACIÓN


Señor
§ Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
§ Si me das fortuna, no me quites la razón.
§ Si me das éxito, no me quites la humildad.
§ Si me das humildad, no me quites la dignidad.
§ Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.
§ Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás.
§ No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso, más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
§ Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.
§ Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso.
§ Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.
§ ¡Señor si yo me olvido de ti, Tú por favor nunca te olvides de mí!

No es cuanto oras… sino cómo oras y a quién oras lo que determina el valor de la oración. Si te diriges al Padre y tu oración es libre de egoísmos, vanidades o falsas ilusiones, entonces tendrás una oración de calidad.

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