jueves, 6 de agosto de 2009

EL PADRE CLARET PROFETIZÓ QUE FIDEL CASTRO MORIRÁ EN LA CAMA Y HABRÁ "DERRAMAMIENTO DE SANGRE"


EL PAPA PÍO IX CALIFICÓ AL QUE FUERA ARZOBISPO DE CUBA ENTRE 1851 Y 1857 DE «HOMBRE TODO DE DIOS» Y RECIBIÓ EL TÍTULO DE «MISIONERO APOSTÓLICO»

Sus profecías se han convertido en una leyenda de transmisión oral que ha pasado de generación en generación y que ahora vuelven a estar muy presentes ante la situación que se vive en la isla y el delicado estado de salud de Fidel Castro. Nacido en Cataluña en 1807, partió en misión a Cuba.

(Lissette Bustamante/ReL) El 22 febrero de 1857, Antonio María Claret embarca hacia España desde el puerto de Santiago de Cuba, ya que ha sido nombrado confesor de la Reina. Allí, frente a las cálidas aguas del Caribe, es despedido por una gigantesca y emocionada multitud que llena el puerto santiaguero. En su alma llevaba el cariño y la admiración de cientos y cientos de cubanos que acogieron su liturgia con devoción. Mientras el vapor que lo trasladaba a España suelta sus amarras, Antonio María Claret mira con suma atención cómo la nave se aleja de tierras cubanas, quedaba atrás su querida Isla.

En ese momento, pudo ver con luz profética la destrucción de la guerra independentista que se aproximaba, así como la sangre que correría por campos y ciudades. Es entonces cuando recuerda el vaticinio de Nuestro Señor Jesucristo al llorar sobre Jerusalén: «¡Días vendrán sobre ti en que tus enemigos te cercarán y te oprimirán! Y te lanzarán por tierra y derribarán a tus hijos, y no quedará piedra sobre piedra. Y todo porque no conociste el tiempo de la visitación...».

La Virgen le mostró el futuro.
Las profecías de san Antonio María Claret en la actualidad se han convertido en una leyenda que ha pasado de familia en familia desde mucho antes de la creación del Movimiento 26 de Julio, en los años 50, organización que lideró Fidel Castro y que se convirtió en la semilla del actual régimen cubano. Cuentan que, estando el padre Claret en las zonas montañosas de Santiago de Cuba, se presentó la Purísima Virgen María de la Caridad del Cobre para predecirle el futuro de Cuba, profecía que luego el sacerdote transmitió a sus parroquianos y seguidores. Aquella revelación hablaba de un joven muy osado que subiría por esas mismas montañas con las armas en la mano, y después de unos años bajaría triunfante con una espesa barba, acompañado de otros hombres también barbudos y con largos cabellos. Esos jóvenes traerían, colgando de sus cuellos, medallas de la Caridad del Cobre y crucifijos que en poco tiempo dejarían de usar, para luego negar con vergüenza sus creencias.

Ese joven osado sería aclamado por todos a causa de numerosas reformas de beneficio popular, se iría apoderando poco a poco de todo el poder, sumiendo al pueblo cubano bajo una férrea dictadura que duraría 40 años, en los cuales Cuba sufriría numerosas calamidades y penurias. Finalmente, ese hombre moriría en la cama. Sin embargo, tras su fallecimiento, se produciría un corto período de inestabilidad y enfrentamientos, en los que incluso llegarían a producirse algunos derramamientos de sangre, aunque luego la nación cubana volvería a levantarse poco a poco hasta llegar a ocupar un destacado lugar en el ámbito internacional.

Fue el 18 de febrero de 1851, cuando el padre Claret entra solemnemente en la ciudad de Santiago de Cuba. Su actividad pastoral la encomendó bajo la protección de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de todos los cubanos, de quien también el sacerdote fue un entusiasta devoto. Encuentra la archidiócesis aquejada por gravísimos problemas religiosos, morales, sociales y políticos. Ya el 24 de noviembre de 1851, tras recorrer por primera vez su vasta jurisdicción eclesiástica, escribe a su amigo el obispo de Vic, en Cataluña: «Me lleno de indignación al presenciar el criminal abandono en que el Gobierno español tiene al clero de este arzobispado».
Publicado el 14 Julio 2009

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