Durante el siglo XIV, en lo que hoy es Bélgica, vivió un hombre llamado Reynald III.
Reynald era un noble con el derecho a ser duque de sus tierras, pero su hermano menor se rebeló en su contra y le usurpó sus tierras. El hermano de Reynald quería a su hermano fuera del camino pero no quería matarlo; de modo que elaboró un plan muy ingenioso.
Como Reynald era muy alto, su hermano lo puso en una habitación con una puerta mucho más pequeña que lo normal. Si Reynald bajaba algo de peso podría pasar por la puerta y se le dejaría salir. De hecho, su hermano usurpador le prometió que si lograba salir del cuarto le restituiría la libertad y su título.
Pero Reynald no era un hombre de disciplina y su hermano lo sabía. Todos los días ordenaba que llevaran comidas deliciosas al cuarto de Reynald. Y Reynald se las comía. Así, en lugar de adelgazar, se puso más y más gordo.
Una persona que carece de disciplina está en un calabozo sin barrotes. ¿Están sus hábitos haciendo de usted un prisionero?
Maxwell, J. C.
Es nuestro deber mantener la llave de nuestra propia libertad en la mano. ¿Que te mantiene prisionero? ¿Comida, bebida, TV, Internet?. No hay excusa para decir no puedo. En Dios podemos vencer todo hábito dañino. ¿? Se libre hoy mismo, no fuiste hecho para estar detrás de barrotes, sino para volar como el águila.
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