GINEBRA, jueves, 18 junio 2009 (ZENIT.org).- Las verdades científicas y teológicas nunca se pueden contradecir porque ambas "derivan de la misma fuente, que es Dios", afirmó el cardenal Giovanni Lajolo, presidente de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano.
Fue durante una mesa redonda sobre diálogo entre fe y ciencia, celebrada el 3 de junio en la sede de la Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN), en Ginebra, durante la visita de una delegación del Vaticano al centro que acoge el mayor túnel acelerador de partículas del mundo.
El cardenal citó a Roberto Belarmino, doctor de la Iglesia que investigó a Galileo, según el cual si una declaración científica es evidentemente verdadera y no se encuentra en absoluta conformidad con la Biblia, es necesario investigar cómo se puede interpretar correctamente la Escritura para no contradecir la verdad científica.
Para el purpurado, esta afirmación "continúa siendo un principio válido en relación a los hechos científicos".
Según el cardenal Lajolo, la Iglesia católica es una defensora de la razón y de la verdad y por eso "reconoció más tarde la posición científica defendida por Galileo y el error cometido con su condena".
El cardenal Lajolo encabezaba la delegación, entre cuyos miembros se encontraban el observador permanente del Vaticano en las Naciones Unidas en Ginebra, monseñor Silvano María Tomasi, C.S.; el director del Observatorio Astronómico Vaticano, el padre José Funes, S.I., y el astrónomo del Vaticano Guy Consolmagno, S.I.
Para monseñor Tomasi, la visita de la delegación del Vaticano a la CERN ha abierto un importante canal de diálogo entre la ciencia y la fe, así como entre el Vaticano y el importante organismo de investigación científica y sus científicos, incluidos los que no profesan ninguna religión.
"La cuestión que emergió en la visita fue cómo mantener el contacto, dijo, porque los científicos que estudian el universo se preguntan muchas de las cuestiones teológicas, como algunas sobre el significado de la vida". "Sin embargo – añadió -, los métodos utilizados por científicos y teólogos para responder a esos interrogantes son radicalmente diferentes y les sitúan en dos mundos completamente diferentes". "No hay hostilidad entre ambos, pero es necesario hablar cruzando esas fronteras y determinar la manera con la que el conocimiento humano puede avanzar", explicó.
La delegación visitó, en el subterráneo de la CERN, el Gran Colisionador de Hadrones, el acelerador de partículas más grande del mundo, usado en experimentos para intentar comprender mejor el universo y lo que pasó inmediatamente después del Big Bang.
Está previsto que el acelerador vuelva a ponerse en funcionamiento en septiembre, después de haber sido dañado el otoño pasado en los primeros experimentos.
El director general de la CERN, Rolf-Dieter Heuer, estaba interesado en la visita de la delegación para establecer un contacto con la Santa Sede, según informó la agencia Catholic News Service, y fue invitado a visitar el Vaticano.
La idea de recibir una visita del Vaticano surgió de Ugo Amaldi, presidente de la Fundación TERA, que colabora estrechamente con la CERN en la búsqueda de aplicaciones de la investigación atómica en el tratamiento del cáncer, especialmente en niños.
El cardenal Lajolo aceptó "con gusto la invitación a visitar la CERN por mi propio interés por los límites más lejanos que la ciencia astrofísica está logrando alcanzar con la aceleración de protones".
El purpurado afirmó que los descubrimientos de las nuevas partículas subatómicas pueden ayudar a confirmar la teoría “Superstring” del profesor de la Universidad de Princeton Edward Witten, que busca unificar la teoría general de la relatividad de Albert Einstein y la física cuántica.
Fue durante una mesa redonda sobre diálogo entre fe y ciencia, celebrada el 3 de junio en la sede de la Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN), en Ginebra, durante la visita de una delegación del Vaticano al centro que acoge el mayor túnel acelerador de partículas del mundo.
El cardenal citó a Roberto Belarmino, doctor de la Iglesia que investigó a Galileo, según el cual si una declaración científica es evidentemente verdadera y no se encuentra en absoluta conformidad con la Biblia, es necesario investigar cómo se puede interpretar correctamente la Escritura para no contradecir la verdad científica.
Para el purpurado, esta afirmación "continúa siendo un principio válido en relación a los hechos científicos".
Según el cardenal Lajolo, la Iglesia católica es una defensora de la razón y de la verdad y por eso "reconoció más tarde la posición científica defendida por Galileo y el error cometido con su condena".
El cardenal Lajolo encabezaba la delegación, entre cuyos miembros se encontraban el observador permanente del Vaticano en las Naciones Unidas en Ginebra, monseñor Silvano María Tomasi, C.S.; el director del Observatorio Astronómico Vaticano, el padre José Funes, S.I., y el astrónomo del Vaticano Guy Consolmagno, S.I.
Para monseñor Tomasi, la visita de la delegación del Vaticano a la CERN ha abierto un importante canal de diálogo entre la ciencia y la fe, así como entre el Vaticano y el importante organismo de investigación científica y sus científicos, incluidos los que no profesan ninguna religión.
"La cuestión que emergió en la visita fue cómo mantener el contacto, dijo, porque los científicos que estudian el universo se preguntan muchas de las cuestiones teológicas, como algunas sobre el significado de la vida". "Sin embargo – añadió -, los métodos utilizados por científicos y teólogos para responder a esos interrogantes son radicalmente diferentes y les sitúan en dos mundos completamente diferentes". "No hay hostilidad entre ambos, pero es necesario hablar cruzando esas fronteras y determinar la manera con la que el conocimiento humano puede avanzar", explicó.
La delegación visitó, en el subterráneo de la CERN, el Gran Colisionador de Hadrones, el acelerador de partículas más grande del mundo, usado en experimentos para intentar comprender mejor el universo y lo que pasó inmediatamente después del Big Bang.
Está previsto que el acelerador vuelva a ponerse en funcionamiento en septiembre, después de haber sido dañado el otoño pasado en los primeros experimentos.
El director general de la CERN, Rolf-Dieter Heuer, estaba interesado en la visita de la delegación para establecer un contacto con la Santa Sede, según informó la agencia Catholic News Service, y fue invitado a visitar el Vaticano.
La idea de recibir una visita del Vaticano surgió de Ugo Amaldi, presidente de la Fundación TERA, que colabora estrechamente con la CERN en la búsqueda de aplicaciones de la investigación atómica en el tratamiento del cáncer, especialmente en niños.
El cardenal Lajolo aceptó "con gusto la invitación a visitar la CERN por mi propio interés por los límites más lejanos que la ciencia astrofísica está logrando alcanzar con la aceleración de protones".
El purpurado afirmó que los descubrimientos de las nuevas partículas subatómicas pueden ayudar a confirmar la teoría “Superstring” del profesor de la Universidad de Princeton Edward Witten, que busca unificar la teoría general de la relatividad de Albert Einstein y la física cuántica.
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