sábado, 2 de mayo de 2009

PEQUEÑO ROL


Un alto ejecutivo de empresa que hacía olas en la industria de la informática se hallaba en un viaje de negocios en Tokio.

Siempre era muy humilde y compartía todos sus éxitos con sus empleados. Al finalizar todas sus reuniones, se dirigió a un centro comercial para comprarles chocolates y regalos a sus empleados en su país.

Al entrar en el centro comercial, una diminuta dama le regaló una cálida sonrisa y le dio la bienvenida; esto lo tocó mucho y se sintió bien, no pudiendo olvidar la calidez en su sonrisa. Él se fijaba en ella mientras compraba; ella daba la misma sonrisa a todos los clientes que entraban al centro comercial.

El ejecutivo comenzó a preguntarse si alguna vez se sentiría ella cansada de hacer lo mismo una y otra vez, así que se encaminó hacia ella y le preguntó:
-Mi querida dama, ¿no está Ud. cansada de hacer este trabajo y cuánto tiempo ha estado haciéndolo?”
La dama sonrió y dijo:
-No, señor, yo he estado trabajando aquí por los últimos 10 años y me gusta mi trabajo
El ejecutivo quedó anonadado y preguntó:
-“¿Cómo es que ha estado haciendo esto por 10 años y por qué le gusta su trabajo?"
La dama sonrió de nuevo y dijo:
-Señor, es porque así sirvo a mi país
Esto le pareció un tanto divertido al ejecutivo.
Él dijo:
-“¿Sirves a tu país sonriendo?”
La diminuta dama dijo:
-Sí, señor, yo sonrío y todos los clientes que llegan al centro se sienten felices y relajados. Compran más, mi jefe está feliz y me paga más. Y como me paga más, puedo atender a mi familia. Y ya que puedo atender a mi familia, ellos están felices. Cuando los clientes nos compran, la demanda por los productos aumenta y, al hacerlo, hay más fábricas. Y cuando hay más fábricas, hay más empleos.Y cuando hay más empleos, la gente en el país está feliz. Como la mayoría de nuestros clientes son extranjeros, hay entrada de divisas. Ya que hay entrada de divisas, nuestro país tiene mucho dinero y se vuelve más rico cada día. Y gente como Ud., contenta con nuestro servicio, visita nuestro país más a menudo y, a veces, también le contará a su familia y amigos. Mi país consigue más visitantes, más dinero, más empleos y más gente feliz. Así es como sirvo a mi país

Reflexión: Te invito a que apliquemos la misma actitud, sirvamos Hoy a nuestro País y a nuestro Dios por la compañía de las compañías, la misión de las misiones que se nos ha encomendado. Jamás pensemos que nuestra labor es demasiado pequeña o insignificante para marcar un efecto en quienes nos rodean.

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