A nuestro personaje le llamaremos Raúl.
Hace pocos años llegó Raúl a nuestro grupo de oración, invitado por alguien que en este momento no recuerdo o mejor dicho no deseo recordar.
Se presentó como un muchacho arrepentido, con ganas de cambiar su vida y entregarse a Dios. Desde que lo vi sentí algo extraño que me decía… ¡aquí hay algo raro!.
Yo lo recibí, por supuesto con gentileza, y empezamos una conversación más o menos así:
-“Hermano José, me han dicho que Ud. me puede ayudar a encontrar el camino… mi vida es desordenada y deseo de corazón cambiar”
-“Bueno – le dije – dime ¿qué es lo que haces, a qué te dedicas?”
-“En este momento no estoy trabajando, pero asisto a reuniones en mi parroquia, pero no me aceptan por mi cabello largo. A mí me gusta mucho la música y quisiera pertenecer al coro de la Iglesia… pero, no sé por qué no me aceptan… no creo que el cabello largo tenga algo que ver”
-“¿Y dónde vives? – le pregunté – porque me gustaría ir a bendecir tu casa… es muy posible que por ahí esté el problema”
-“Vivo en un cuarto alquilado… dígame ¿cuándo puede ir?”
-“¿Qué te parece mañana?” - respondí.
-“Está bien… mañana lo vengo a recoger”
Hasta ahí todo parecía normal.
Al día siguiente me vino a recoger como habíamos quedado y fuimos a conocer su cuarto. Lo primero que observé eran afiches pegados en las paredes y cajas llenas de cassettes de música… toda era metalero en ese cuarto. Ya todos sabemos quién es el manager de estos grupos.
-“Si realmente deseas acercarte a Dios y pertenecer al grupo, deberás deshacerte de toda esta basura… junta todo y vamos a botarla”
-“¡No! ¡Eso no! Yo he consultado con el párroco de mi barrio y me ha dicho que la regale”
-“¿O sea, que me quieres hacer creer que el párroco vino a tu cuarto y te dijo que regales este veneno? ¿Te dijo que regales esto para que se envenene otro?... mira hijo – le dije – creo que empezamos mal… o botas todo esto inmediatamente o no vuelves más a visitarnos”
Nunca más se apareció.
El discernimiento es un Don de Dios… ¡Pídeselo!
-“Hermano José, me han dicho que Ud. me puede ayudar a encontrar el camino… mi vida es desordenada y deseo de corazón cambiar”
-“Bueno – le dije – dime ¿qué es lo que haces, a qué te dedicas?”
-“En este momento no estoy trabajando, pero asisto a reuniones en mi parroquia, pero no me aceptan por mi cabello largo. A mí me gusta mucho la música y quisiera pertenecer al coro de la Iglesia… pero, no sé por qué no me aceptan… no creo que el cabello largo tenga algo que ver”
-“¿Y dónde vives? – le pregunté – porque me gustaría ir a bendecir tu casa… es muy posible que por ahí esté el problema”
-“Vivo en un cuarto alquilado… dígame ¿cuándo puede ir?”
-“¿Qué te parece mañana?” - respondí.
-“Está bien… mañana lo vengo a recoger”
Hasta ahí todo parecía normal.
Al día siguiente me vino a recoger como habíamos quedado y fuimos a conocer su cuarto. Lo primero que observé eran afiches pegados en las paredes y cajas llenas de cassettes de música… toda era metalero en ese cuarto. Ya todos sabemos quién es el manager de estos grupos.
-“Si realmente deseas acercarte a Dios y pertenecer al grupo, deberás deshacerte de toda esta basura… junta todo y vamos a botarla”
-“¡No! ¡Eso no! Yo he consultado con el párroco de mi barrio y me ha dicho que la regale”
-“¿O sea, que me quieres hacer creer que el párroco vino a tu cuarto y te dijo que regales este veneno? ¿Te dijo que regales esto para que se envenene otro?... mira hijo – le dije – creo que empezamos mal… o botas todo esto inmediatamente o no vuelves más a visitarnos”
Nunca más se apareció.
El discernimiento es un Don de Dios… ¡Pídeselo!
José Miguel Pajares Clausen
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