jueves, 2 de abril de 2009

EL HOMBRE QUE TENÍA MUCHO


Una vez había una familia que no era ni rica ni pobre.

Vivían en una pequeña casa de campo de Ohio. Una noche se sentaron juntos para cenar y alguien tocó la puerta. El padre se acercó a abrir.

Ahí estaba un hombre viejo con ropa desgarrada, pantalones rotos y sin botones. Cargaba una canasta llena de verduras. Le preguntó a la familia si querían comprarle algunas. Ellos aceptaron porque querían que se fuera rápido.

Con el paso del tiempo, la familia y el hombre viejo se hicieron amigos. El hombre le traía verduras cada semana a la familia. Pronto se enteraron de que él era ciego y que tenía cataratas en los ojos. Pero era tan amigable que aprendieron a esperar ansiosamente sus visitas y a disfrutar de su compañía.

Un día, mientras entregaba las verduras, dijo:
-“¡Ayer tuve la más grande bendición! Encontré una canasta de ropa afuera de mi casa que alguien me dejó.
La familia, sabiendo que él necesitaba ropa, dijo:
-“¡Qué maravilloso!”
El hombre viejo y ciego, dijo:
-La parte más maravillosa es que encontré una familia que verdaderamente necesitaba esa ropa

Recuerda, la felicidad no depende de lo que eres o lo que tienes.

Juan 10:10: Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

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