El 16 de abril de 1947 en Texas City, Texas, EE. UU. de N. A., ocurrió una violenta explosión, la cual fue considerada como la más grande que se ha producido, aparte de las explosiones atómicas que se han efectuado.
Tres barcos que contenían explosivos volaron por los aires, y la población de Texas City fue inundada con flameantes desechos que destruyeron casi instantáneamente una fábrica de productos químicos valuada en diecinueve millones de dólares y produjo cientos de incendios. Hubo 551 muertos, 3.000 heridos graves, y una pérdida de cincuenta millones de dólares por los daños producidos en los edificios.
Todos estos perjuicios fueron causados por la desobediencia de un marinero o de un estibador que, violando la prohibición expresa de fumar, fumó, y arrojó la colilla del cigarro sobre alguna cosa inflamable; entonces se produjo un pequeño incendio que se comunicó a los depósitos de municiones, y después vino lo peor … la catástrofe. Todo, por la desobediencia de un solo hombre.
Reflexión: Para muchos obedecer o no es un asunto de vital importancia pero para la vida cristiana si, y para el propósito de Dios también. Una vida obediente camina rumbo a la pista de la victoria plena, pero una vida en desobediencia se desploma por el abismo de la desesperación. Una pequeña desobediencia en nuestra vida puede ser el inicio de una catástrofe en nuestra propia vida y en la de quienes nos rodean. Que hoy podamos vivir en obediencia total, primero a Dios y luego a quienes son nuestros líderes.
Deuteronomio 7:12: Por haber oído estos decretos, haberlos guardado y puesto por obra, El Señor, tu Dios, guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres.
Deuteronomio 28:1: Y sucederá que si obedeces diligentemente al Señor tu Dios, cuidando de cumplir todos sus mandamientos que yo te mando hoy, el Señor, tu Dios te pondrá en alto sobre todas las naciones de la tierra.
I Samuel 15:22: Y Samuel dijo: ¿Se complace el Señor tanto en holocaustos y sacrificios como en la obediencia a la voz del Señor? He aquí, el obedecer es mejor que un sacrificio, y el prestar atención, que la grosura de los carneros.
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