En un edificio que esta frente a la Basílica de San Juan de Letrán en Roma, se encuentran "Los Peldaños de la Santa Escalera". Instalada a finales del Siglo XVI por el Papa Sixto. Y que fueron llevados a Roma por la madre del Emperador Constantino (la futura Santa Elena), el año 335 d.C.
La historia es intrigante, son 28 peldaños de mármol de Tiro. En la actualidad están protegidos del desgaste por unos tableros, debido a la infinidad de visitas que su devoción atrae.
Se trata de unos peldaños de escalera que estuvieron en el cuartel general de Poncio Pilato cuando este era gobernador de Judea. Son los peldaños por los que Jesús debió subir y bajar por ellos, el día que Pilato lo condenó a muerte. Pero lo más esotérico, misterioso, y al mismo tiempo casi de milagro, es que se pueden apreciar, por un cristal protector, unas manchas obscuras, al parecer de sangre, que podrían ser de las heridas de Jesús.
La tradición desde que se instalaron en el lugar, es de subirlas de rodillas, rezando una jaculatoria especial para cada peldaño. En lo alto de la escalera, se halla la estremecedora por vetusta, "Capilla Palatina" de los Papas. Ya que en la Edad Media hacia las funciones que hoy en día cumple la famosa "Capilla Sixtina".
Se sabe que en la noche del 20 de Septiembre de 1870, cuando las tropas italianas se disponían a entrar en Roma, y poner fin al poder temporal de los Pontífices, el Papa Pío IX, se hizo conducir a la Santa Escalera, y subió de rodillas como era de rigor y costumbre, y una vez arriba, bendijo a sus partidarios. Después se confinó en el interior del Vaticano, de donde no volvió a salir jamás.
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