miércoles, 18 de marzo de 2009

EL LIMOSNERO


Hubo una vez un limosnero que estaba tendido al lado de la calle.

Vio a lo lejos venir al rey con su corona y capa.
-"Le voy a pedir, de seguro me dará bastante" - pensó el limosnero.
Y cuando el rey pasó cerca le dijo:
-"Su majestad, ¿me podría por favor regalar una moneda?" - aunque en su interior pensaba que el rey le iba a dar mucho.
El rey le miró y le dijo:
-"¿Por qué no me das algo tú? ¿Acaso no soy yo tu rey?"
El mendigo no sabía que responder a la pregunta y dijo:
-Pero su majestad... yo no tengo nada!"
El rey respondió:
-Algo debes de tener... busca!"

Entre su asombro y enojo el mendigo buscó entre sus cosas y supo que tenía una naranja, un bollo de pan y unos granos de arroz. Pensó que el pan y la naranja eran mucho para darle, así que en medio de su enojo tomó 5 granos de arroz y se los dio al rey.

Complacido el rey dijo:
-"Ves como si tenías!"
Y le dio 5 monedas de oro, una por cada grano de arroz.
El mendigo dijo entonces:
-"Su majestad... creo que acá tengo otras cosas"
Pero el rey no hizo caso y dijo:
-"Solamente de lo que me has dado de corazón te puedo yo dar"

Reflexión: Es fácil en esta historia reconocer como el rey representa a Dios, y el mendigo a nosotros. Notemos que el mendigo aún en su pobreza es egoísta y no se desprende de lo que tiene aún cuando su rey se lo pide.

A veces, Dios nos pide que le demos algo para así demostrarle que Él es el más importante; muchas veces nos pide ser humildes, otras ser sinceros o no ser mentirosos. Nos negamos a darle a Dios lo que nos pide, pues creemos que no recibiremos nada a cambio sin pensar en que Dios devuelve 100 veces más.
Enviada por: Enrique Albert

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