lunes, 9 de febrero de 2009

JUAN - TRES, DIECISEIS

En la ciudad de Chicago, una noche de invierno soplaba un fuerte viento. Un niñito vendía periódicos en un rincón, tratando de guarecerse del frío inclemente.

Realmente, no vendía mucho, lo que intentaba era no congelarse de frío. Vio a un policía y se le acercó preguntándole:
§ "Señor, ¿sabrá usted de algún refugio donde un niño pueda dormir esta noche? Normalmente duermo en una caja de cartón que guardo en el callejón, pero es que esta noche hace demasiado frío y me gustaría estar en un lugar calido"
El policía miró al chico y le dijo:
§ Baja por esta calle, hasta una casa blanca, toca la puerta y cuando te abran solamente di: Juan tres dieciséis y te dejaran pasar"
El niño obedeció, llegó a la casa y tocó a la puerta. Una gentil señora abrió la puerta, el niño la miró y le dijo:
§ "Juan tres dieciséis"
La señora le contesta:
§ "Pasa hijo mío
Lo toma de la mano y lo sienta en una mecedora cerca de una vieja chimenea que estaba encendida.

La señora sale de la habitación y el chico piensa por un breve instante:
§ La verdad es que no entiendo Juan tres dieciséis, pero en verdad puede hacer que un chico se caliente en una noche fría
Al rato, la señora regresa y le pregunta al chico:
§ "¿Quisieras comer?"
El chico respondió:
§ "Un pancito no me vendría mal, hace días que no como y no me vendría nada mal un poco de pan"

La señora tomo al niño de la mano, lo llevó a la cocina y lo sentó en una mesa llena de exquisitos manjares. El chico comió y comió hasta que ya no pudo más y entonces pensó:
§ La verdad es que no entiendo a Juan tres dieciséis, pero es seguro que llena un estomago hambriento

Al terminar, la señora tomó al chico de la mano y lo llevó al baño, donde lo esperaba una tina llena de agua tibia y olorosas burbujas. Mientras el chico se sumergía en la tina, pensaba:
§ La verdad es que ahora menos entiendo a Juan tres dieciséis, pero ya sé que éste puede dejar bien limpio a un chico sucio. En verdad yo nunca había tomado un baño así, en toda mi vida. El único baño que recuerdo fue la vez que me metí debajo del hidrante de los bomberos, un día que estos lo abrieron y dejaron caer el agua por la calle

La señora regresó por el chico, lo llevó a una habitación, lo vistió con un pijama y lo acostó en una inmensa cama con una almohada de plumas. Lo cubrió con una espesa colcha, lo besó y le deseó dulces sueños, apagó la luz y salió.

El chico, bien abrigado en la cama veía, a través de la ventana, la nieve caer y pensó:
§ La verdad es que Juan tres dieciséis puede hacer que un chico cansado pueda descansar

A la mañana siguiente, la señora regresó con ropa limpia y lo llevó ante la misma mesa de la noche anterior, llena de ricos manjares para el desayuno, después de comer, la señora lo sentó en la misma mecedora de la noche anterior y tomó en sus manos una vieja Biblia. Se sentó frente a él, le miró a los ojos y con una dulce voz le dijo:
§ “¿Entiendes a Juan 3:16?"
§ No señora, anoche fue la primera vez en mi vida que oí sobre él, cuando el policía me dijo que se lo dijera a usted"

La señora abrió la Biblia, la abrió en Juan 3:16 y comenzó a explicarle acerca de Jesús. Ahí, frente a esa vieja chimenea, el chico entregó su corazón y su vida a Jesús, al tiempo que pensaba:
§ Juan 3:16, quizá no lo entienda, pero hace que un chico perdido se sienta seguro, se sienta amado

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna"
(Juan 3:16)

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