viernes, 27 de febrero de 2009

INTERESANTE TESTIMONIO DE SANACIÓN


Mi nombre es Oscar Chinchilla tengo 21 años y quiero compartir por este medio, lo que el hombre más grande que ha existido hizo en mi vida.

Estoy iniciando el primer semestre 2008 en la U, tengo buenas notas, tengo bastantes amigos, salimos los viernes de juerga, en mi casa no me hace falta nada, ¿qué puede estar mal si en todo me va bien? y estoy disfrutando de la vida, estoy joven ¿no? puedo hacer cualquier cosa y nadie me dice nada.

A partir del mes de febrero 2008 comencé a experimentar un sangrado cada vez que iba al baño, al principio era mínimo y lo ignoré alrededor de un mes, luego comencé a notar que este no paraba y por el contrario cada vez aumentaba, por lo que perdí la vergüenza y fui al doctor, me dejaron un tratamiento para hemorroides, lo que parecía una respuesta lógica, hice el tratamiento y de nada sirvió esto parecía ser algo más serio por lo que me dejaron un examen llamado 'colonoscopía', en el que introducen una cámara al organismo para detectar anormalidades, me realizaron el examen y descubrieron que tenía 2 tumores de aproximadamente 10 cm.

Entonces me dijo el doctor: Aquí la única solución es operar ya que no sabemos si son malignos y para eso voy a mandar estas muestras al laboratorio y regresas dentro de una semana para ver tus resultados. A la semana siguiente regresamos con mi papá, y el doctor dijo: los tumores son malignos, tienes cáncer, opérate de inmediato.
Comenzamos a buscar varios hospitales donde me pudieran operar, pero afortunadamente mi papá conoce a un doctor llamado Edras Mayén, que trabaja en el hospital San Juan de Dios. Total fuimos a su casa le mostré mis exámenes, me dijo: Yo te opero; en un dibujo me ilustró como era la operación, me tenían que quitar la mitad del intestino grueso, iba a quedar defecando por un agujero en mi panza todo esto si el cáncer aún no había llegado a otros órganos, y después de la operación si aún quedaba vivo me tenían que realizar quimioterapias.

Me fui a internar el 28 de abril del 2008 el doctor me dijo tienen que conseguir 12 donadores de sangre ya que la operación es grande. Durante los primeros días que pasé en el hospital yo decía no voy a pedirle ayuda a Dios yo saldré de esta, pero llegó un momento en el que ya no podía más y le pedí perdón a Jesús, y cada día que pasaba le daba gracias porque aún estaba vivo comencé a valorar que rico es que te acaricie el sol en tu cara, sentir la gotas de lluvia, la libertad; durante este periodo toda mi familia, amigos, conocidos y otras personas que ni siquiera conozco comenzaron a unirse y pedirle a Dios por mi; me compraron una Biblia realmente al principio la leía porque no había mas que hacer, pero una vez leyendo encontré el Salmo 91, palabras que me quebrantaron el corazón, en resumen Jesús me decía que me amaba, que estaba conmigo, que no me iba a dejar desamparado y aunque muchos a mi lado murieran a mi la muerte no me alcanzaría, palabras que me tocaron aún más cuando varios pacientes vecinos murieron a mi lado.

Se acercaba el día de mi operación y ya habíamos conseguido 12 donadores y aún había más personas que estaban dispuestas a darme su sangre, pero ninguna de estas tenía mi tipo de sangre y de nada servía porque en el banco de sangre del hospital tampoco había mi tipo de sangre ya que soy AB+, pero gracias a Dios un día antes de mi operación llegaron 2 personas que si tenían mi tipo de sangre, entonces dijo el doctor que con eso alcanzaba.

Era un 15 de mayo 2008 el día siguiente me operarían, le pedí a Dios que tuviera misericordia de mi, y le dije que no importaba el resultado de la operación, no le iba a reclamar la vida, esa noche no dormí, me veía muriéndome lentamente pudriéndome por dentro, veía mi velorio, mi entierro estaba dispuesto a aceptar una muerte muy dura.

Eran las 6am del día 16 de mayo 2008 una enfermera me dijo: bueno, desnúdese y súbase a la camilla que ahora va a sala. Entonces me llevaron a sala, después de esperar un rato me entraron al quirófano me posicionaron me comenzaban a canalizar, ponerme oxigeno, medir mis signos vitales, mientras tanto escuché que el banco de sangre había dicho que en caso de una emergencia no había sangre para mi a excepción de las 2 unidades que habíamos conseguido.

Un momento antes que me inyectaran la anestesia, le pedí perdón a Dios, y le dije que a ÉL le entregaba mi cuerpo alma y espíritu, que todo lo dejaba en sus manos, al instante me dormí, luego de 4:30 horas de operación y unas 2 horas de recuperación desperté. Daba gracias por estar vivo, luego me revisé para ver que me habían hecho y vi que no me habían dejado el intestino afuera para mi Dios ya había obrado en mi, estaba más que feliz; luego como a las 2pm me llevaron a mi cama donde estaba mi papá esperándome entonces me dijo pasó algo, hablé con el doctor y me dijo que te abrieron buscaron por todos lados los tumores y ya no estaban; allí, el doctor no se explica que fue lo que pasó no entiende está totalmente desconcertado, simplemente no hay cáncer no tienes nada. Entonces comprendí que Dios no hace nada a medias ÉL todo lo hace perfecto y le di mil gracias por haber hecho ese milagro en mi vida.

Hoy en día quiero entregarle mi vida a Dios porque comprendí que sin ÉL, la vida no tiene sentido.

Sabes, Dios hizo esto no porque muchas personas hayan orado, no porque yo le haya pedido mucho, no porque tuviera mucha fe, ÉL lo hizo para demostrar conmigo como lo que ha hecho con muchas personas, su inmenso amor hacia nosotros, y quiere que te des cuenta que ÉL es real, que está vivo y sobre todas las cosas que te ama y quiere que lo dejes entrar a tu corazón.

Piénsalo, Jesús está vivo y viene pronto así que no desperdicies tu vida, aprovecha cada segundo que estás en este mundo, porque el tiempo se acaba todo lo que vivimos actualmente tiene un significado así que permítele a Dios entrar ahora a tu corazón.

1 comentario:

  1. Me alegra que Dios haya actuado en ti, y me reconforta tu testimonio. Tengo un problema en este momento, y lo pongo delante de Dios, pero antes quiero decirle que me arrepiento de todas las veces que le he fallado y arrepentido le digo que tengo la fe puesta en él de que me curara. Amen.

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