Cuando era estudiante en Colonia, tuve que preparar, en una ocasión, un trabajo largo y difícil para un seminario de la Universidad. Antes de entregarlo al profesor, lo enseñé a un compañero mayor, que lo leyó con interés, y después me dio un consejo amistoso que nunca he olvidado:
- "Está bien - me comentó - pero si quieres tener una nota buena, tienes que decir lo mismo de un modo mucho más complicado"
Así somos. A veces, confundimos lo complicado con lo inteligente, y olvidamos que Dios - la suma verdad - es, a la vez, la suma sencillez. El lenguaje de la fe habla con llaneza sobre realidades inefables.
- "Prefiero decir cinco palabras con sentido para instruir, que diez mil en lenguajes no inteligibles" - advierte San Pablo.
Se pueden usar imágenes para acercar el misterio trinitario a nuestro espíritu. (En la sencillez de las imágenes encontramos más verdad que en los grandes conceptos). Una de las más corrientes es la del sol, su luz y su calor; o también la fuente, el río y el mar, comparación muy apreciada por los Padres griegos [28]. (Como los Padres de la Iglesia se expresan muchas veces en imágenes, su teología es siempre moderna). Se pueden buscar también anécdotas, citas de la literatura o escenas de películas.
Quien no entiende lo que está diciendo otra persona, no puede expresar sus dudas, no puede investigar libremente por cuenta propia. Depende del otro, y fácilmente puede ser manipulado por él.
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Nota: Jesús hablaba en parábolas para que todo el mundo lo entendiera… Él usaba su medio ambiente para expresarse, el campo, la pesca, etc. El que predica debe hacerlo sencillamente pero sin subestimar al oyente.
Un ejemplo: Estoy predicando y uso la palabra "praxis", que muchos nunca la han oído, pero a su vez uso la palabra "práctica", que todos la saben, así el oyente se va familiarizando poco a poco con las palabras complicas que usa la iglesia que sólo las entienden los curas.
José Miguel Pajares Clausen
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