martes, 13 de enero de 2009

AMOR EN EL AIRE


Érase una vez un pájaro, adornado con un par de alas perfectas y plumas relucientes, coloridas y maravillosas. En fin un animal, hecho para volar libre he independiente, para alegrar a quien lo observase.

Un día una mujer lo vio y se enamoró de él. Se quedó mirando su vuelo con la boca abierta de admiración, con el corazón latiendo más de prisa, con los ojos brillantes de emoción. Lo invitó a volar con ella, y los dos viajaron por el cielo en completa armonía. Ella admiraba, veneraba, adoraba al pájaro.

Pero entonces pensó:
§ "Tal vez quiera conocer algunas montañas mas distantes"

Y la mujer tuvo miedo. Miedo a no poder volver a sentir lo mismo por otro pájaro. Y sintió envidia, envidia de la capacidad de volar del pájaro… y se sintió sola.
Y pensó:
§ "Voy a ponerle una trampa. La próxima vez que venga no volverá a marcharse"

El pájaro que también estaba enamorado, volvió al día siguiente, cayó en la trampa y fue encerrado en la jaula.

Todos los días ella miraba al pájaro, ahí estaba el objeto de su pasión, y se lo mostraba a sus amigas, y ellas comentaban:
§ "Eres una persona que lo tiene todo"

Sin embargo empezó a producirse una extraña transformación: como tenía al pájaro, y ya no tenía que conquistarlo fue perdiendo interés.

El pájaro sin poder volar, y expresar el sentido de su vida, se fue consumiendo, perdiendo su brillo, se puso feo y ella ya no le prestaba atención, excepto para alimentarlo y limpiarle la jaula.

Un buen día el pájaro murió. Ella se puso muy triste, y no dejaba de pensar en él, pero no recordaba la jaula, recordaba solo el día que lo había visto por primera vez, volando contento entre las nubes.

Si profundizase en si misma, descubriría que aquello que le emocionaba tanto del pájaro era su libertad, la energía de las alas en movimiento, no su cuerpo físico.

Sin el pájaro, su vida también perdió sentido.

Y la muerte volvió a llamar a su puerta.
§ "¿Por qué has venido?" - le preguntó a la muerte.
§ "Para que puedas volar con él de nuevo por los cielos - respondió la muerte - si lo hubieses dejado partir y volver, lo admirarías y lo amarías todavía más; sin embargo, ahora necesitas de mi para volver a encontrarlo de nuevo"

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